RINCÓN del TIBET

La libertad de decir No

La libertad de decir No

 Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás.

Demócrito de Abdera

 

Hemos crecido con el criterio de asociar la palabra No con negación obviamente, con prohibición y como corta respuesta a algunas preguntas. Pero ¿realmente utilizamos el No cada vez que lo deseamos?

En una sociedad donde pesa tanto el qué dirán, No es una palabra muy breve pero de gran significado, y aunque es una de las palabras básicas que aprendemos desde niños, qué difícil resulta aprender a decir No cuando no quieres hacer algo que te genera conflicto, que desvirtúa tus principios o sencillamente no te apetece hacer.

Cuando decimos que No queriendo decir que Sí, es común experimentar una especie de frustración y  agotamiento porque por lo general esperamos que la respuesta tenga un efecto en quien la recibe, o sencillamente está llena de desafío y en la necesidad de creernos la respuesta nosotros mismos, pero cuando la situación es contraria y terminamos diciendo que Sí cuando deseamos gritar No, genera más que cansancio, el sentido de no ser coherentes con nuestra forma de ser, de ir en contra de nuestros propias orientaciones internas y del control de nuestro ser consciente.

¿Qué se oculta realmente tras el decir Sí cuando se quiere decir No? básicamente es el miedo a lo que la otra persona pueda pensar, al rechazo, al que dirán y al disgusto del otro; nos entregamos a la comodidad de no tener que argumentar nuestras decisiones cuando no son bien vistas. Con frecuencia no nos damos cuenta de que nuestra forma de ser es la que coloca los límites, que si bien la comunicación abre puertas, la sinceridad las mantiene en constante movimiento, es un abrir y cerrar de oportunidades e inclusive de malos ratos, pues de nada vale mantener una puerta abierta de par en par si no podemos controlar lo que por ella ingresa.

Atrévete a decir No, sencillamente porque eres libre de decidir qué quieres hacer, cuándo, cómo y dónde. Si consideras que debes justificar la respuesta, hazlo, será demandado, en muchas circunstancias, aclarar los motivos por los cuales te niegas a hacer algo, tú determinarás cuáles son esos momentos que requieren explicaciones.

Siéntete feliz de decir No, porque si bien puede resultar difícil en un primer momento, a la larga te darás cuenta de que te has liberado de un gran peso; no importa cómo se te catalogó, no importa cómo te vieron, ni qué pensaron, lo importante es que tendrás siempre la satisfacción de controlar tus deseos, opiniones y momentos, y adicionalmente todos sabrán que de ti recibirán palabras sinceras y acciones pensadas.

Sí y No son palabras cortas, pero fuertes y peligrosas. La mayoría de nuestros problemas son por decir Sí demasiado rápido

y No demasiado tarde.

 

Siéntete en el derecho y el deber de decir No por ti mismo, preserva tu esencia, sé asertivo, enaltece tus principios, valora tus decisiones y tu intuición. Al decir No de forma oportuna, te estarás diciendo Sí a ti mismo.

 

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