RINCÓN del TIBET

La ansiedad asociada a las heridas emocionales

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La ansiedad asociada a las heridas emocionales

El sufrir de ansiedad no es nada agradable para ninguna de las personas que lo padecen ya que esta asociada a heridas emocionales. En cualquiera de sus formas, la ansiedad puede transformarse en el peor enemigo de cada quien, si no se aprende a manejar.

Hay infinidad de estudios y de tratamientos, lo cierto es que la efectividad de cada uno de ellos, esta asociado en gran medida de la persona a quien se le aplica. Aun cuando existen sensaciones y reacciones comunes, cada uno cuenta con sus propios recursos para reaccionar ante un determinado camino de curación.

Debemos entender la ansiedad, como un mecanismo que se activa en nuestro ser, en nuestra mente y cuerpo para darnos una alerta de heridas emocionales, más allá de lo que vemos, la ansiedad esta asociado a un llamado de atención.

Algunas veces, inclusive es nuestro niño interior quien está rogando por cuidado, por protección, por heridas emocionales que arrastramos desde el pasado y que por un motivo u otro se han visto afectadas de manera más reciente y debemos ser capaces de ofrecerle esa contención, actuar prácticamente como ese padre ante un niño que tiene miedo, asegurarle que todo estará bien.

Pero para este tipo de reacciones debemos estar conscientes, de que tenemos todos los recursos para proteger a ese pequeño, que aquellas sensaciones que se asocian a la ansiedad podemos controlarlas, por nosotros mismos.

Son las heridas emocionales que se generan en la primera infancia, por abandono, humillación, desprecio, abusos, maltrato, celos, comparaciones, las que por lo general son más susceptibles a reabrirse con algo que vivamos que podamos relacionar con esa herida. Sin embargo, podemos sufrir muchas otras que no estén asociadas a nuestra infancia, que den pie a cuadros de ansiedad.

Evidentemente no está mal buscar ayuda, sin embargo siempre serán más provechosos los tratamientos que incluyan terapias libres de medicamentos, que lo que hacen es acallar los síntomas, cuando el problema que lo está generando permanece allí, invariable.

Lo que percibo más efectivo para abordar la ansiedad es estar consciente de las heridas emocionales, no darle rienda suelta a lo que podemos sentir en un momento dado, tratar de mirar desde un palco durante cada episodio en el cual se manifieste la ansiedad. Pensar que son solo sensaciones, que tenemos la capacidad de contenernos a nosotros mismos, saber que la solución no está afuera, sino adentro y que podemos tener acceso a ella en cualquier momento.

Cada mañana tiene dos asas, podemos tomar el día por el asa de la ansiedad o por el asa de la fe. ― Henry Ward Beecher

 

Solo debemos callar nuestra mente, darle espacio a esa esencia que nos caracteriza que nos guíe y no hacerlo desbocadamente desde la mente. Y ciertamente debemos ir sanando nuestras heridas a través del perdón y la aceptación. Cuando somos muy rígidos, somos más propensos a manifestar ansiedad, cuando no perdonamos, cuando guardamos rencores, cuando deseamos venganza, cuando nos culpamos, cuando nos resistimos a aceptar…

Pero cuando decidimos fluir con la vida, aceptar que lo que tenga que pasar pase, que lo que tenga que doler duela, sin ponernos como un palo rígido, estaremos mejor preparados para afrontar la vida, sin que esto logre vulnerar nuestro estado natural de equilibrio.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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