Hay un traje que se amolda a todos los cuerpos: el abrazo
A veces solo hace falta un abrazo de la persona adecuada y el estrés y los miedos desaparecen. De hecho, es habitual que sintamos esa necesidad de calidez, sinceridad y apoyo que lo abrazos nos transmiten en ciertos momentos.
Digamos que cuando abrazamos a alguien dejamos claro que estamos cerca para apoyarles y de manera incondicional. Fundirse en un profundo abrazo con cualquiera que esté cerca no cambiará, tal vez, el individualismo de este mundo. Sin embargo, sí que quedará impreso para siempre en un lugar más allá de nuestra soledad.
La distancia nos impide los abrazos, no los sentimientos
En este sentido tienen un gran inconveniente, y es que la distancia física nos impide llevarlos a cabo. Sin embargo, los abrazos se pueden dar de otras maneras a través de la distancia, alcanzando a su vez el mismo poder sanador.
Podemos conversar y apoyar a los demás de tal manera que cuidemos de su espíritu. No obstante, hay personas que son incapaces de abrazar o de disfrutar de los abrazos.
Esto se explica a partir de las murallas que nos autoimponemos, a través de las cuales rehuimos el contacto con los demás por miedo a que nos dañen o a incomodar. Realmente la sociedad de hoy castiga las muestras de afecto en ciertas circunstancias y por ciertas personas, lo que está generando que haya una multitud de personas con corazas que piensan que es lo mejor.
Sin embargo, la realidad es que el ser humano sin afecto no consigue sobrevivir y, si lo hace, su calidad de vida se encuentra mermada. Cultivarnos de manera plena significa atender todo tipo de necesidades, no ocultarlas.
Elimina tus corazas
Para deshacernos de nuestras máscaras es importante que alcancemos ciertas habilidades:
- El autoconocimiento. Analiza tus inquietudes y tus sentimientos hasta que te sientas cómodo o cómoda y no te relaciones en base a la desconfianza.
- Gestiona tus sentimientos y emociones. Ni el mundo está contra ti ni tus emociones intentan hacerte daño. Expresa tus emociones en el momento adecuado y de la manera adecuada. De esta manera lograrás que no se enquisten y que no te dañen.
- Reflexiona sobre tus corazas. Es probable que en un tiempo pasado fuesen útiles, pero puede que ya no lo sean. Por eso, aunque te protejan de peligros reales, no les permitas que te impidan ver lo bonito de la vida.
Ama cada día y trabaja tu espiritualidad
Rodear a los demás con nuestro amor no solo les aporta calidez a ellos, sino a nosotros y a todas las personas que nos acompañan. Cuando las personas que apreciamos se van, solemos pensar que debíamos haberles dado más abrazos, haber pasado más tiempo con ellas y haberles dicho todo lo que las queríamos.
De todas formas, no solo es importante trabajar los vínculos con los demás de manera diaria, sino que también es esencial hacerlo con nosotros mismos. Mente y cuerpo se unen con nuestras emociones y, a través de ellas, nos unimos con los demás. He ahí la importancia de no descuidar este aspecto tan esencial para la vida.
No esperemos a que la vida nos separe para amar, sonreír y abrazar a nuestros seres queridos cada día.