RINCÓN del TIBET

Esperamos de los demás, lo que nosotros hacemos por ellos

esperamos

Esperamos demasiado de los demás, cuando nos sentimos dispuestos a hacer mucho por ellos

¿Cuál es el principal riesgo cuando esperamos algo de alguien?

¡DECEPCIONARNOS!

La decepción es la reacción natural que  al hecho de que los resultados obtenidos, sean diferentes a los que esperamos. Evidentemente la recomendación número uno para evitar las decepciones, es: No esperamos algo de nadie, pero a los efectos prácticos esto no resulta tan sencillo.

Las relaciones interpersonales regulares, basan sus vínculos en actos de dar y recibir, en un equilibrio que se logra al estar las dos partes involucradas y dispuestas a dar, preferiblemente en la misma medida en la cual reciben. En estos casos hablamos de relaciones que esperamos sean balanceadas.

Muchas veces se habla de que en las relaciones siempre hay una de las dos personas que ama más, pero cómo podríamos asegurar algo tan relativo. ¿Cuáles son los parámetros de medición del amor?, ¿Cuál es la referencia que se usa para medir el amor? Quizás la persona que se cree que ama menos, tenga umbrales de amor muy bajos y lo esté haciendo muy por encima de ellos… Es imposible afirmar que en las relaciones hay alguien que ame más que otro.

Lo que sí no podemos negar es que hay muchas maneras de demostrar amor y de hecho, de amar como tal. Se llevan el premio aquellas personas detallistas, dedicadas, consecuentes, que están presentes y de alguna manera siempre reaccionan de la manera que se espera de ellos.

Cuando somos nosotros lo que amamos de una manera en particular, que para nada está cargada de egoísmos o escasez, solemos cometer el error de esperar que lo que nosotros estamos dispuestos a ofrecer a los demás, sea lo que recibamos en situaciones determinadas.

Pero no debemos sentirnos frustrados, solo debemos entender que no todos somos iguales y que cada quien da en la medida de lo que tiene y a su vez, está dispuesto a entregar. No podemos obligar a nadie a reaccionar como nosotros lo haríamos, pero sí podemos tomar medidas en relación a lo que recibimos.

Podemos seguir dispuestos a dar, pero sin importarnos qué recibamos en caso de necesitarlo, podemos redistribuir lo que damos y guardarnos una parte o sencillamente decidir cambiar procurando un equilibrio.

Sea lo que sea que decidamos, debemos tomar la opción que nos genere paz, que nos haga sentir bien con nuestra esencia. Lo ideal sería dar, sin importar qué recibimos de vuelta, estar sin la condición de que el otro esté, aportar lo mejor de nosotros sin que nos genere frustración el no recibir lo que nos gustaría de los demás y entender que cada quien está en medio de un proceso personal, en el cual está haciendo lo mejor que puede con los recursos con los cuales cuenta.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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