RINCÓN del TIBET

Quien sabe escuchar, también lo hace cuando no dices nada

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Quien sabe escuchar, también lo hace cuando no dices nada

Quien sabe escuchar se toman la tarea de conectarse con quienes interactúan y más con aquellos que intentan conocer, saben entender no solo las palabras pronunciadas, sino los silencios, los gestos, las pausas e inclusive la intención real debajo de una palabra pronunciada.

Llegar a compartir con personas que saben escuchar, es darte cuenta que por lo general son muy empáticas, suele resultar enriquecedor, puede darnos la oportunidad inclusive de conocernos más a nosotros mismos, saber lo que somos capaces de proyectar inclusive sin decir una palabra.

Cuando nos desconectamos de lo que nosotros queremos decir, cuando nos enfocamos en escuchar para comprender, en lugar de para responder, podemos recibir un mensaje de la mejor manera posible, prestando cuidadosa atención a lo que nos quieren decir.

Hay quienes piensan que las conversaciones son monólogos de pausas largas, que las personas están escuchando algo como el precio que tienen que pagar por decir lo que ellos quieren y sí,  muchas veces ocurre de esta manera, pero por estar cada uno tan centrado en lo desea transmitir se puede perder del mensaje, de la enseñanza o la demanda del otro.

Si apartamos un poco nuestro ego y nuestra mente de naturaleza egocéntrica, se nos hará más sencillo establecer una conexión mucho más enriquecedora con quien se comunique con nosotros, de las muchas maneras que hay de hacerlo, podremos rescatar el mensaje con tan solo una mirada, a través de una sonrisa o una lágrima.

La interpretación de cada gesto, lleva consigo un esfuerzo por entender, por no tomarse las cosas de manera personal, por colocarnos en los zapatos del otro y solo quien es capaz de colocar al otro, así sea por momentos, en un plano protagónico es capaz de dar con lo que la otra persona quisiera expresar.

Muchas veces escuchamos a personas discutir, ofender, las vemos callar, vemos su mirada cabizbaja y nos cuesta interpretar las verdaderas emociones que están sintiendo, en cuyo caso si no recibimos un mensaje expresado de manera directa o concreta, se torna complicado y el resultado más común es juzgar, partiendo desde nuestra realidad.

Debemos tratar de escuchar con nuestro corazón, de percibir más allá de lo que captan nuestros sentidos, aprender a apreciar la existencia del otro y hacer lo posible por comprenderle, ayudarle y apoyarle. Estamos acá para procurar nuestro bienestar, pero también para hacer más sencillo el tránsito de quienes se cruzan en nuestro camino. Lo que se expresa de alma a alma, no necesita ser pronunciado.

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