Escoge personas con las que puedas ser tú
Por nuestras vidas pasan un sinfín de personas, la mayoría de ellas tiene algo que enseñarnos, algo que aportarnos o algo especial que sacar de nosotros para que nos conozcamos mejor…
Si pudiésemos escoger a las personas con las cuales nos rodeamos, que muchas veces es posible, recomendaría hacerlo de aquellas que nos permiten ser nosotros mismos. Si bien es cierto que esto no debería depender de las personas que nos rodean, sino que nuestra autenticidad debería estar constantemente con nosotros, también es cierto que eso no es tan práctico como suena, que muchas personas ejercen algún tipo de influencia sobre nuestro ser que puede limitar nuestra esencia.
Aquellas personas con las que se nos hace más sencillo expresar nuestras ideas, hacer nuestras bromas, llorar en ciertas ocasiones, contarles nuestros planes, aquellas con las que desarrollamos un alto grado de confianza, que nos permiten expresarnos libremente, cómodamente, que no esperan una conducta o una reacción particular, son personas absolutamente necesarias en nuestras vidas, que nos recuerdan con su presencia y con su trato que está bien ser como somos, que podemos ser amados y aceptados sin colocarnos ningún tipo de máscaras o fachadas.
Mostrarnos tal cual somos nos permite reafirmar nuestra esencia, utilizar nuestros recursos para nuestro desarrollo, nos da seguridad, nos hace conocernos más, nos da la libertad de ser auténticos ante nosotros mismos y ante el resto de las personas.
¿Cuál es el primer deber del hombre?
La respuesta es muy breve: ser uno mismo.
― Henrik Ibsen
Algunas de las personas que forman parte de nuestra vida, inclusive sin quererlo, pretende hacer de nosotros algo diferente, algo que corresponde más con lo que ellos pretenden que seamos y algunas veces nos adaptamos a esas maneras, bien sea por no caer en conflictos con alguien, por respeto, porque se trate de una persona que admiramos y de alguna forma buscamos imitar o sencillamente por miedo, por miedo a no adaptarnos a lo que esperan de nosotros, a no ser queridos o a no ser respetados. Debemos tener el suficiente valor, templanza, actitud y personalidad para respetar nuestra esencia y hacerla respetar por quienes nos rodean.
Mientras nos armamos con todas esas características que nos harán plantarnos frente al mundo como somos, más allá de apariencias, de las expectativas, mantengamos a nuestro lado a aquellos que sin mucho esfuerzo sacan lo mejor de nosotros e inclusive lo peor y nos ayuda a mejorar desde la realidad, desde lo que somos.
Ámate, acéptate y respétate, desde el amor y el respeto se tumban las caretas y surge la autenticidad.
Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero.
― Jorge Bucay
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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