En pareja y enamorado de otra persona
Tú y tu pareja estáis pasando una mala racha, la llama se ha desvanecido o se ha instalado la monotonía y la rutina en vuestra relación. Y de pronto…se cruza otra persona que vuelve a reavivar la ilusión y te hace replantearte si realmente estás viviendo lo que deseas vivir. ¿Cómo actuar?
Solemos confundir el amor reposado por el se perdió la chispa porque la pareja ya no despierta esa pasión inicial que nos enganchó al principio, pero el camino del amor inicia desde lo físico/sexual hasta el momento en que empezamos a ver a la persona tal y como es: alguien único, lleno de contradicciones, pero que nos regala su tiempo, sus ideas, su humor, su cariño, su compañía y su empatía. En ocasiones somos nosotros los que olvidamos construir esa pasarela hacia la parte espiritual del amor y caemos en los mullidos abismos del aburrimiento y del conformismo.
Ninguna persona a la que encontremos en este camino va a ser la persona perfecta que nos muestre como acceder a la pasarela para lograr un amor de categoría gourmet. Somos nosotros quienes deberemos aprender a hacerlo y mientras esto no sea así, nos estancaremos en un eterno ciclo de idealización-devaluación preguntándote donde andará aquello de la chispa eterna.
Nuestras parejas son el reflejo de nuestro crecimiento personal y si éste resulta deficiente, te encontraras una y otra vez con la misma situación.
A lo largo de una relación de pareja, es normal atravesar periodos peores y periodos mejores. Cuando en las malas etapas nuestro único recurso es buscar a un tercero que nos solucione la papeleta de nuestra infelicidad, el conflicto real está en nuestra incapacidad para lidiar con la frustración, el aburrimiento o la crisis.
Puede ser que esta otra persona que has conocido sea realmente el amor de tu vida y tu alma gemela. Alguien con quien sientes una afinidad increíble en todos los sentidos y que te hace de verdad replantearte asumir todos los riesgos del mundo con tal de estar a su lado. Si lo crees así, ¡adelante!, no lo dudes. La vida está para vivirla, no para sobrevivirla.
Pero si la cuestión es que has idealizado a esa otra persona, quien realmente no conoces demasiado y todos son miedos y dudas, olvídate de conexiones místicas y de miradas que se pierden el espacio-tiempo, porque lo que estás practicando es la versión 3.0 de “mamá, papá, venid a sacarme del marronazo de no saber qué hacer con mi vida”.
Si estás en esta situación, comprende que el problema no ese compañero de clase, de trabajo o de afición, ni siquiera tu actual pareja. El problema es que no eres feliz y has creado un espejismo para convertir a alguien cualquiera en aquello que te haría falta para que volvieses a serlo.
Cuando nos sucede esto, es momento de volver la vista a nuestra pareja actual y analizar sí realmente la relación ha muerto, o se ha dejado morir. A veces las personas no hablan de las cosas que tienen que hablar en el momento justo y esos problemas van aumentando con el tiempo. Si te sientes mal, en crisis, con dudas, ábrete con tu compañero/a, sé sincero/a, dialoga soluciones y plantéate un tiempo determinado para intentar revivir la relación. Antes de darle la extremaunción, habla con la otra persona y determina si ambos sentís la misma desidia o estáis dispuestos a superar juntos esta racha y hacer lo posible para recuperaros como pareja.
¿Y si quiero dejarlo todo e irme con esta otra persona? ¿Y si me arrepiento? Tengo terror a la soledad. ¿Y si esto también fracasa y me quedo sin nada?
La respuesta es sencilla: si dejas tu relación hazlo porque no eres feliz, porque no te llena, porque no va a ninguna parte, porque no la quieres en tu futuro. No lo hagas por la otra persona, hazlo por tu propia coherencia personal. ¿Estás dispuesto/a a ir a por todas con todo el riesgo que esto supone y sabiendo que el resultado puede (y en ocasiones, debe) ser la soledad y la reflexión? Entonces, apuesta por ello, no necesitarás una tercera persona como excusa.
Si sigues con dudas después de haberlo hablado con tu pareja, considera tomarte un tiempo de reflexión desconectado de esta persona para analizar qué es lo que quieres realmente.
Aprovecha ese tiempo también para empezar a hacer cosas solo/a: irte a un concierto, a tomarte un café, apuntarte a algo que te apetezca practicar o aprender…en definitiva…sé tu mejor amigo..
Si tu verdadero miedo no es a no amar, sino a estar solo, entonces seguirás utilizando a terceros como vías de escape: si no sale, acabarás peor de lo que estabas y si sale bien, a la larga reflotarán los mismos problemas con la nueva persona, porque no los has resuelto por ti mismo.
La clave para mantener un buen amor con la pareja está en la madurez y en desarrollar las herramientas para adaptarse a los cambios sin necesidad de evadirse en enamoramientos dudosos (que seguirán surgiendo mientras no tengamos la certeza interior de que nuestra felicidad es responsabilidad nuestra) u otro tipo de actividades. Pero sólo en periodos de soledad y autoconocimiento podemos dedicarnos las energías necesarias para generar recursos que nos permitan salir airosos de las próximas crisis.
Así pues, toca órdago a la grande: cualquier decisión que tomes puede causar daño – a tu pareja, a la otra persona, a ti mismo- pero de ti depende que ese sufrimiento no se alargue innecesariamente.
Vía locosdeamor.