RINCÓN del TIBET

Algo peor que el propio sufrimiento, es el miedo a sufrir

propio sufrimiento

El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento

Ciertamente el propio sufrimiento puede ser uno de los estados menos deseables a lo largo de nuestra vida, del que lamentablemente pocos se escapan… Sin embargo un estado que podríamos considerar peor que el propio sufrimiento viene dado por el miedo a atravesar cualquier tipo de sufrimiento.

El miedo tiene como característica principal castrar y limitar, cuando se trata de sentir miedo al propio sufrimiento nos vemos forzados a suprimir nuestros sentimientos, a evitar experiencias que potencialmente podrían ser fuente de dolor, en caso de que algo distinto a lo que queremos pasase, intentamos no encariñarnos o vincularnos demasiado a nuestros afectos e intentamos encerrar nuestro corazón, nuestros sueños e ilusiones en una cámara de protección donde nada pueda afectarles.

Al evitar el propio sufrimiento, evitamos amar, evitamos vivir y así vamos apagando todos los motores que se encargan de movernos como seres humanos, no nos arriesgamos ni apostamos nada, porque la simple idea de la sensación de pérdida nos genera poner en circulación la adrenalina típica del miedo, que no actúa en este caso para que nos enfrentemos a nuestros retos, sino para que huyamos de esa situación que amenaza nuestro mundo, bastante poco tolerante a la idea del dolor.

“Cuántas cosas perdemos por miedo a perder.” ― Paulo Coelho

 

Ciertamente en la vida nos veremos muchas veces envueltos en situaciones nada gratas, donde se nos doblen las fuerzas, donde la esperanza se haga lejana, donde dudemos hasta de nuestras capacidades, pero son las situaciones que nos ponen cara a cara ante el sufrimiento las que nos fortalecen, las que nos hacen conocernos, hacernos conscientes de lo que somos capaces…

Y sí, no resulta agradable, la satisfacción por salir airoso normalmente la podemos apreciar mucho tiempo después. Pero dejar de vivir experiencias que podrían inclusive ser las mejores de nuestras vidas, por miedo a que algo no resulte como lo esperamos y nos veamos expuestos al dolor, es como no querer comernos un rico postre por temor a que afectemos nuestro sistema digestivo… Sí, puede ser que nos caiga mal… Pero también existe la posibilidad de que no, y nos hayamos dado un gran gusto… Inclusive, si nos hace sentir mal, muchas veces ese dulce sabor habrá valido la pena…

No limites tus acciones, mucho menos tus sentimientos por miedos. No te predispongas ante la vida, es cierto que existe la posibilidad de que las cosas no tomen el camino esperado… y es cierto que estamos expuestos al sufrimiento, pero considera que no es la norma, que para ganar hay que arriesgar… Y que si vemos a la vida sonreídos, esperando de ella lo mejor, lo más probable es que ella nos mire de la misma manera. Así que: sin miedo que para vivir nacimos…

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