RINCÓN del TIBET

No debe convertirse en sacrificio el dar y recibir

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El dar y recibir en las parejas no debe convertirse en sacrificio

Con frecuencia pensamos solo por nosotros y asumimos una postura de que si lo que damos es lo mejor de nosotros, no perjudica y es un reflejo de lo que representa nuestro sentir, pues el resultado será satisfactorio.

Pero resulta ser que en las relaciones interpersonales, dentro de toda la diversidad que existe, habrá momentos en los cuales nos debamos detener para estudiar las demandas del otro, para ver qué espera y para ver hasta qué punto está a nuestro alcance y no se convierte en un sacrificio cubrir sus expectativas.

De este tipo de revisión surgirán normalmente dos posiciones, la primera que intenta preservarse, quizás por defensa de lo que sentimos esencial o bien por ego o por control, y una segunda representada por la posibilidad de abrirnos a modificaciones en nuestras conductas o ideas con el fin de llegar a un acuerdo con la persona que nos interesa, sin que sea un sacrificio.

El verdadero amor no implica sacrificios. Jorge Bucay 

Nadie debe exigirnos sacrificios, chantajearnos, manipularnos o presionarnos para que adoptemos una posición que está en contra de lo que pensamos, eso es antinatural, impulsa a la mentira, a la guerra de poderes e inclusive a la separación. Pero sí se pueden plantear puntos medios, negociar, de manera tal de preservar la tranquilidad y la capacidad de dar y recibir justamente de ambos, apostando precisamente por la construcción.

Todos, para bien o para mal, tenemos expectativas  y podemos sentirnos altamente frustrados cuando las personas que son importantes para nosotros no logran cubrir dichas expectativas, definitivamente la responsabilidad es nuestra, porque no debemos tener prejuicios, ni juzgar a la gente porque no sea como nosotros queremos, si esperamos algo que consideramos vital o extremadamente importante, debemos primero hacer una revisión de por qué resulta tan importante para nosotros y por qué la otra persona no es capaz de ofrecérnoslo.

La mayoría de las veces, es nuestro ego haciendo de las suyas, queriendo controlar y adaptar a los otros a nuestras maneras y esto es de utilidad traerlo a la luz, en este caso podemos flexibilizarnos y acordar con la otra persona aquello que genere tranquilidad y comodidad para ambas partes. Si nos damos cuenta de que definitivamente es trascendente para nosotros y no es posible generar un acuerdo que nos genere satisfacción a ambos, es justo evaluar tomar medidas que puedan incluir marcar distancia o retirada.

Nunca esperemos cosas que no somos capaces de dar y procuremos siempre que nuestras demandas tengan argumentos de valor, no de capricho. Respetemos al otro y siempre cuando estemos dispuestos a dar, que eso no represente para nosotros generar un vacío o un daño a nuestro ser por intentar complacer a otro. Libertad es poder amar desde las diferencias y a las diferencias… Inclusive si éstas implican una modificación de nuestras expectativas.

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