RINCÓN del TIBET

Amor y tiempo son los mejores regalos para nuestros hijos

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El amor y el tiempo son los mejores regalos que le podemos dar a nuestros hijos

Los padres de ahora tenemos muchísimas responsabilidades y a su vez las escuelas se vuelven cada vez más exigentes desde niveles primarios para garantizar niños competitivos, de acuerdo a los criterios generales de la educación global.

Hemos llegado a pensar que un niño que tenga mayores tareas y actividades extracurriculares logrará conquistar los retos que en su camino se presenten. Dejando de lado el tiempo que un niño necesita para lograr conocer sus verdaderos talentos, sus verdaderas pasiones, que distan de las impuestas por las actividades escolares.

Luego la combinación de todas las actividades del niño, más todas las actividades de los padres, limita el tiempo compartido de manera libre y espontánea, esos tiempos en donde se logra una conexión especial, se fortalece la confianza y los nexos entre pequeños y grandes.

Tenemos que organizar nuestras actividades para no dejar por fuera lo más importante que se basa en las acciones que demuestren nuestro amor por nuestros pequeños, porque aunque podamos hacer muchas cosas enfocadas en el bienestar de nuestros hijos, inclusive cuando nuestra vida entera gira en torno a ellos, no necesariamente ellos estarán captando los sacrificios y los objetivos de cada una de nuestras acciones.

Por lo que será necesario siempre la inversión de tiempo y el refuerzo sostenido de las demostraciones de afecto, que son en resumidas cuentas las necesidades básicas de los pequeños, que a fuerza deben adaptarse a dinámicas que no necesariamente están pensadas para su desarrollo personal, para fomentar su inteligencia emocional y para darles las herramientas que seguramente necesitarán para lograr el buscado éxito en sus vidas.

En lugar de llenar a un niño de actividades clásicas extracurriculares, a deportes tradicionales, busquemos la manera de conocer a nuestros hijos y tratar de orientarlos a sus propios propósitos, que no necesariamente deben coincidir con lo que nosotros queremos para ellos como padres.

Respetemos sus espacios, sus tiempos, aprendamos a crearles disciplina sin vulnerarlos, sin imponernos. Hay muchas formas de ganarnos el respeto de nuestros hijos y si tenemos que recurrir al abuso de autoridad, al control y al autoritarismo, estaremos haciendo uso de los recursos que generarán menos beneficios a su vida. Debemos ser cuidadores de sus sueños, de sus sonrisas, de su seguridad en ellos mismos, y no hacerles ver que cualquier persona por estar en una situación de ventaja tiene el derecho a controlarlos.

Definitivamente, podemos llenar a nuestros hijos de cosas materiales, de cursos, de deportes y medallas, pero si no los llenamos de amor y les dedicamos tiempo de calidad, luego nos estaremos preguntando ¿en qué hemos fallado?

Por: Sara Espejo  – Rincón del Tibet

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