RINCÓN del TIBET

Cuando se deja de cuidar el amor, se acaba

de cuidar

El amor acaba cuando se deja de cuidar

El amor es el sentimiento más poderoso que existe, de él estamos hachos, es nuestra esencia, sin embargo, no todos aprendemos a amar, a dar sin esperar, a estar inclusive en la distancia, a alegrarnos por la felicidad del otro, aunque nada tenga que ver con nosotros.

Decimos amar desde la conveniencia, sentimos amar desde el sitio donde el cual obtenemos algún tipo de beneficio, facilitamos nuestra vida, nos sentimos realizados, tenemos a alguien que nos comprende, que nos nutre y en reciprocidad damos aquello que consideramos lo mejor de nosotros. Desde este punto de vista del amor un tanto más pragmático, cuando el amor se deja de cuidar se crea una fecha de caducidad.

Esta fecha de expiración será tan cercana o lejana a que tan rápido dejemos de cuidar el amor, y cuidar es una decisión, por ende, amar o dejarlo de hacer, como normalmente lo practicamos, también es una decisión.

A donde van nuestros pensamientos, van nuestras energías, va nuestro amor o nuestro desamor. Así como pensemos y sintamos que es nuestra relación, así será, porque actuaremos en concordancia con aquello que esté en sintonía con nuestros pensamientos dominantes.

Si logramos hacernos conscientes del papel protagónico que le hemos dado a nuestra mente, inclusive en lo que al amor se refiere, podemos trabajar en función de construir una realidad que se acerque a ese tipo de relación que queremos.

Cuando pensamos en positivo, cuando decidimos dar mayor peso a las cosas positivas, sin encasillarnos en lo que puede haber negativo, si nos acostumbramos a agradecer, a invertir nuestros recursos, nuestro tiempo, inclusive nuestras cosas materiales en aquella persona a la cual tenemos intenciones de amar, si cuidamos esos sentimientos, principalmente de nosotros mismos, estaremos fomentando una relación que se pueda mantener.

El amor se riega, se cultiva, se alimenta, cuando dejamos de regar esa plantita, ese amor se debilita y muere. Cuando le damos prioridad a otras cosas, cuando al lado de la planta del amor, sembramos una de desconfianza, de rabia, de inconformidad, de crítica, ellas se consumirán todos los recursos que deberían alimentar al amor.

Pensar en positivo y hablar en positivo de la pareja, nos hace tener siempre presente los motivos por los cuales hemos decidido estar con alguien, cuando se hacen constantes críticas mentales o verbalizadas, dirigidas o no hacia la pareja, se debilita el vínculo, se comienzan a sustituir los pensamientos de aquello que nos gusta o nos gustaba, por aquello que nos incomoda y nos irrita y siempre energéticamente recibiremos más de eso en lo cual centremos nuestros pensamientos.

Así que cuidar el amor, es un trabajo más interno que otra cosa, es estar conscientes de lo que queremos construir, rescatar siempre lo positivo de cada experiencia, comunicar aquello que engrandezca la relación. Siempre habrán cosas que nos disgusten, que nos hagan enojar, que nos frustren, pero está en cada uno aprender a manejarlas, se pueden decir las mismas cosas desde la base del respeto, la tolerancia y sobre todo la construcción.

Obviamente, también hay amores que debimos matarlos incluso antes de nacer, sin embargo, cuando hablamos de relaciones normales, de amores normales, con buen potencial, las causas del desamor, siempre coinciden con dejar de cuidarlas. Cuando dejamos de cuidar nuestro amor, simplemente lo estamos dejando morir.

Desde el momento que dejamos de cuidar el amor, lo condenamos al fracaso…

Por: Sara Espejo

 

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