RINCÓN del TIBET

Cuando superas pérdidas valiosas, es sencillo superar otras

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Cuando superas pérdidas valiosas, es sencillo superar a quien solo trae pena y decepción

Cualquiera de nosotros que haya pasado por la pérdida de una persona realmente importante, que daba a nuestros días un sentido inclusive diferente, podrá entender con propiedad lo que se quiere decir. Luego de haber experimentado y superado un dolor que atraviesa nuestro ser, el superar a quien nos ha lastimado, a quien nos ha decepcionado, sin haber aportado mucho más en nuestras vidas, resulta un tanto más sencillo.

Cada persona viene a nuestra vida con un propósito particular, muchas veces no logramos entender en el momento cómo es que estamos atravesando por una situación similar, cómo es que nuestras ilusiones se han quebrado abriéndole paso al dolor y a la decepción. Pero si nos salimos un poco del drama que somos capaces de hacer, podemos entender que muchas veces estamos perdiendo el tiempo en algo o con alguien y debemos sencillamente salir de esa situación… Y parece cruel, pero las decepciones son los atajos por donde llegamos más pronto al otro lado.

Lo importante en todo caso es entender la lección, rescatarla dentro de lo malo, hacernos más humanos, conociendo mejor nuestra naturaleza, dejando en lo posible los juicios a un lado y dándole paso al entendimiento, a la comprensión y si es posible a la empatía. No se trata de justificar lo injustificable, se trata de entender, de captar las prioridades del otro, de no cargarnos de rencor, sino de herramientas, de conocimientos, de experiencias, que nos ayuden a fomentar relaciones de un tipo más enriquecedor o que se ajuste un poco más a lo que queremos para nuestras vidas.

Si nos vendamos los ojos y solo nos limitamos a encerrarnos en el dolor que lleva consigo la decepción, difícilmente podremos sacarle provecho a la situación, solo estaremos propinándonos más y más dolor y ahondando en la herida. Ese es el camino más doloroso, el que produce mayor sufrimiento. Debemos aprender a superar los acontecimientos desagradables sin que esto nos robe parte de lo positivo que nos define.

Nuestras expectativas están basadas en términos generales en lo que nosotros haríamos en una situación determinada o en lo que para nosotros es la mejor opción, pero lo cierto es que nadie tiene que pensar como nosotros y no por ello debemos considerarlos más o menos evolucionados. Sencillamente cada quien tiene su modo de hacer las cosas, consecuencia de un sinfín de factores, y en especial tienen prioridades, que no necesariamente son las que nosotros quisiéramos.

Agradezcamos inclusive esas decepciones, aprendamos a superar las pérdidas, sean grandes o menos representativas, entendiendo que muchas de ellas no son sino favores que nos hace la vida para no permanecer más en una situación. Solo basta ver un poco más allá de lo que nos dice nuestro ego, para que la calma se haga presente, para que el dolor cese y podamos sencillamente ir sanando y creciendo con cada una de las vivencias, que creámoslo o no, seguramente necesitamos para nuestra evolución.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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