RINCÓN del TIBET

Cuando aún se ama, decir adiós no es sencillo

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Cuando aún se ama, decir adiós no es sencillo

Decir adiós es una de las situaciones más incómodas por las que podemos transitar, y más aun si es una persona por la que tenemos sentimientos, que en teoría serían suficientes para sostener una relación pero que en la práctica, solo sirven para hacer que la ruptura pese menos, se pueda asimilar menos.

Y es que cuando decidimos decir adiós, es decir, terminar una relación, es porque otras cosas están pesando tanto que se nos hace imposible continuar, que nos limitan y nos bloquean lo bonito que podamos sentir, para ponernos en una situación incómoda, donde seguramente vamos a salir lastimados, pero que probablemente preserve nuestra integridad o cualquier cosa que podamos sentir en juego en una relación.

Es difícil colocar en una balanza nuestra razón y nuestros sentimientos, cuando nos inclinamos por lo que es mejor para nosotros a nivel racional, estamos atando a nuestro corazón, le estamos diciendo, tranquilo, lo vamos a superar, pero lo entiendas o no, es lo mejor para todos y esto no es nada sencillo de entender, de aplicar, de sostener.

Sin embargo, cuando decidimos estar con alguien, debemos procurar un bien integral, cuando algo nos afecta de manera sustancial y nos hace apartar a un lado nuestros sentimientos, debemos tomar consciencia de que sin duda, decir adiós dolerá pero nos traerá las mayores ganancias.

De toda relación se aprende, toda interacción puede dejarnos una lección, solo basta con abrir los ojos y darnos cuenta de que nada ocurre por casualidad, que nuestras decisiones de hoy, nos llevan a las posiciones que ocuparemos mañana.

Decir adiós y separarse completamente trae consigo un proceso de duelo y cuando se ama, este duelo puede ser muy intenso, pero no nos neguemos a vivirlo, hasta que finalmente la aceptación se haga parte del proceso y podamos ya sin dolor simplemente continuar.

La vida no se termina cuando se acaba una relación, solo es un cierre de ciclos, el final de algo que quizás proyectamos por un período de tiempo que nos vimos forzados a acortar, pero que muy probablemente nos habrá preparado para otro ciclo con mayor crecimiento y mejores herramientas.

Disfrutemos de todo lo que define el hecho de estar vivos, incluso con unas cuantas lágrimas asociadas, la oportunidad de amar, aunque los resultados sean diferentes a los que deseábamos, es de por sí una bendición, conocer a alguien con sus virtudes y defectos y ser parte de su vida, es ganancia para nuestra vida, para nuestra experiencia y de esa manera debemos ser agradecidos. El hecho de despedirnos de alguien que formó parte de nuestra vida, ya encierra una historia, ya quedó grabado en nuestro ser y definitivamente ya eso nos enriqueció como personas.

 

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