Cuando nadie hable mal de ti… tómate el pulso
Las críticas y los juicios están a la orden del día, es prácticamente imposible evitar que alguien hable mal de alguien y complacer a todos, incluidos nosotros mismos, con nuestras decisiones y acciones. Siempre habrá al menos una persona que hable mal de nosotros porque siente frustrada, inconforme, siente envidia, celos o piensa que lo que hacemos tiene una o mil maneras mejores de hacerse.
Es normal y no debe afectarnos que alguien hable mal de nosotros, a fin de cuentas no vinimos a esta vida para ir complaciendo peticiones cual cantante en plaza, venimos acá para descubrir y perseguir nuestros sueños. Evidentemente no se vale procurar daños o perjuicios en otro, se trata de sin tener la intención o de lastimar a nadie, caminemos paso a paso a donde queremos estar, o bien podríamos quedarnos estáticos, que de seguro de igual manera nos criticarán.
“Para evitar la crítica, no hagas nada, no digas nada, no seas nada. ― Elbert Hubbard”
La naturaleza humana tiene ojo crítico cuando se decide a evaluar las acciones de otros, lastimosamente la mayoría no es capaz de soltar la lupa para tomar un espejo. Lo cual resulta en juicios y críticas de las acciones y omisiones de los demás, ninguno se salva, al menos durante su vida. Muchos corren con la suerte de saldar sus deudas, convertirse en los mejores amigos, familiares, trabajadores, padres y similares, justo cuando se despiden de este plano, porque debes ser un caso muy crítico como para que tus admiradores secretos y declarados de tu diverso club de fans, continúe su labor de desmérito una vez que hayas muerto.
Por eso, no te preocupes si te enteras de que una alguien hable mal de ti o si algunos más valientes son capaces de afrontarte para dar sus opiniones y sugerencias en relación a cómo debes ser, evidentemente todos actuamos desde nuestras realidades, con nuestros propios criterios, basados en crianza, creencias, sociedades, religiones y en el fondo la mayoría piensa que su forma de accionar es la correcta.
Lo cierto es que todo es relativo en lo que se trata de modos de vida y decisiones, lo que es bueno para mí no tiene por qué serlo para otro, fijar posiciones rígidas, más cuando de evaluar el proceder de otro se trata, solo desencadena en marcadas diferencias. Debemos flexibilizarnos y aceptar que todos somos diferentes y que todos tenemos el pleno derecho de hacer las cosas como nos parezca, con los recursos y herramientas que tengamos para ese momento, pudiendo equivocarnos y ganar experiencia, no nos debe importar que alguien hable mal de nostros.
El respeto es la base de todo, si todos respetáramos a los demás con sus formas, preferencias, errores y virtudes, no tendríamos crítica alguna que emitir, aceptando que cada quien vive su proceso como lo tiene que hacer. Y mientras llegamos a ese punto utópico es muy útil aprender a ignorar lo que no nos suma y entender que a la única persona a la cual debemos complacer, se asoma justo cuando nos colocamos frente a un espejo.
“Afronta tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y, sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas. ― Paulo Coelho”
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet