RINCÓN del TIBET

Consciente de tus compromisos das paso natural a tus derechos

Consciente de tus compromisos das paso natural a tus derechos

Recuerde siempre que usted no sólo tiene el derecho a ser una persona, usted tiene la obligación de serlo. Eleanor Roosevelt

 

Darnos cuenta de lo que nos falta en la vida siempre es lo más simple, reconocemos nuestras carencias, pensamos constantemente en aquello que no hemos logrado o que por alguna razón no conseguimos; nos cuestionamos en muchas oportunidades el motivo por el cual se nos ha negado aquello a lo que tenemos derecho por naturaleza, aquello que sentimos fervientemente que nos corresponde.

Sin embargo, pocas veces reflexionamos sobre lo que tenemos y nuestra obligación con eso. Solemos derogar el derecho y la obligación a un tema legal, no nos damos cuenta que es más una cuestión de principios. Si queremos hacer valer nuestro derecho, tenemos necesariamente que reconocer, asumir y cumplir nuestras obligaciones.

Siempre resultará simple reconocer nuestros derechos, queremos ser complacidos y sabemos muy bien cuando somos sometidos a injusticias. ¿Pero sabemos cuáles son nuestras obligaciones? ¿Nos esforzamos por establecernos obligaciones cuando sabemos moralmente que tenemos ciertos compromisos ineludibles?

Es necesario entender que esto es parte del Karma, de las deudas de la vida, de la causa-efecto, de las consecuencias de nuestros actos. Cuando no adquirimos obligaciones y por ende no las cumplimos, mal podemos hacer valer cualquier derecho que creamos merecemos, porque al evadir nuestras obligaciones estamos, consciente o inconscientemente, faltando al derecho de alguien más. 

El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos. 

Immanuel Kant

 

Desde lo más sencillo como por ejemplo pagar las deudas materiales de los servicios, hasta lo que pudiera ser más complejo como ser responsable por traer una nueva vida al mundo, absolutamente todo se mueve, se transforma y se consolida dentro de un mismo fin, el fin es el amor universal, el fin es el equilibrio único de nuestra identidad, de eso que vemos en lo externo y que necesariamente debemos reconocer en lo interno, el fin es el amor por el otro como por nosotros mismos.

Cuando amamos, respetamos y reconocemos la luz y la sabiduría en el otro, el adquirir y cumplir obligaciones con ese ser se convierte en un acto virtuoso, de amor, de placer, de bondad y de retribución, este acto enaltece nuestros propios derechos, nos da la potestad de hacerlos valer porque nos convierte en justicieros. Enalteciendo los derechos de los demás hacemos valer los propios.

El derecho por su parte, es aquello que “está conforme a la regla”, se sujeta a principios, a razones a justicia, quizás no nos hemos dado cuenta de que lo que consideramos obligación nuestra en un momento determinado, representa un derecho para alguien más. El mejor ejemplo lo vemos en la maternidad y la paternidad, adquirimos un compromiso con nuestros hijos cuando los traemos al mundo, esta obligación nos hace responsables por esos seres hasta que tengan la capacidad de valerse por sí mismos, esta es nuestra obligación como guías, pero para nuestros hijos esto es un derecho, el derecho a ser cuidados, amados y protegidos, es por ello que el derecho y la obligación están intrínsecamente ligados uno al otro.

 No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo. Voltaire

 

Esto no ocurre únicamente con nuestros hijos, ocurre con nuestra pareja, con nuestros amigos, con nuestra familia, con nuestros vecinos, con los animales, con nuestra ciudad, región, país…ocurre con cada momento, situación o hecho que acontece en nuestra vida, toda obligación nuestra vulnera o enaltece el derecho de alguien más.

El principal derecho del ser humano es el amor, amar y ser amados, vivir en la luz y la sabiduría del amor, este derecho nos obliga a ser virtuosos con los demás, a aprender a aceptar al otro, a respetar sus derechos, a valorar sus esfuerzos y reconocer su luz propia. Entonces el amor se convierte en obligación, en una hermosa, sencilla y natural obligación que nos empuja a “ser”, que nos trasforma internamente y da sentido pleno a nuestra vida.

 En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda nadie la ha encontrado. Oscar Wilde

 

Sea cual sea el camino que escojamos seguir en nuestra vida, seamos fieles a nuestros principios, recordemos moralmente cuáles son nuestras obligaciones, con nosotros mismos y con los demás, cumplamos con la mejor disposición las obligaciones que adquirimos y aquellas que se nos presentan por alguna razón ya que nada sucede por casualidad, al contrario, la causalidad nos pone en caminos acertados, aunque en la mayoría de los casos lo entendamos luego de recorrer ese camino.

Recordemos siempre que nuestro derecho es prioridad, es innato, justo y verdadero y así es el derecho de cada quien, de cada ser a cada instante, y cada derecho de alguien más está atado a una obligación de alguien, que podemos ser nosotros, somos un eslabón de la cadena de la vida, donde cada quien debe cumplir su parte para mantener la armonía.

 

 

 

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