RINCÓN del TIBET

Aunque no éramos nada, fuimos poesía de vez en cuando

Aunque no éramos nada, fuimos poesía de vez en cuando

No puede ser que después de tantos besos aceptemos finalmente que estamos destinados a no ser.

William Osorio Nicolás

Fuimos un baile de almas, un amor tan intenso que se ocultaba detrás del silencio más profundo. No fuimos nada, pero lo fuimos todo. Solo ocasionalmente, solo de vez en cuando.

Nuestra historia tenía escrito un bonito final. ¿Bonito? Sí, y desgarrador. Porque los dos sabíamos que debíamos de quitarle dos puntos a los suspensivos e impedir que continuase y nos atrapase en algo que solo era bello si era fugaz.

Yo lo sabía y aún así hoy todavía te extraño. No te imaginas como duele echarte de menos en cada suspiro.

Si sientes que a alguien le haces falta, es a mí


Donde puedas amar, no te demores

Frida Khalo


Seré breve: me enamoré de mí contigo y ahora me niego a renunciar a comerme el mundo desde tus labios.

En algún momento de mi vida llegué a la conclusión de que solo te enamoras una vez y que te pasas el resto de tu vida buscando a alguien con quien volver a sentir lo mismo.

He intentado olvidarte con tanta fuerza que no me he dado cuenta de que no se puede olvidar a quien ha dejado en tu memoria recuerdos tan intensos y ha grabado a fuego caricias en tu piel.

He soñado cada día con volver a sentir un calor que desmantelara mi mundo y jugase con mi recreo. He buscado miradas tan intensas como las tuyas, solo quería sentir una vez más unos ojos que me desnudaran como aquella desgarradora noche de pasión.

Siempre quise convencerme de que cada vez que te ibas liberabas esa parte de mí que contigo no tenía cabida. Pero hoy te has convertido en la perfecta definición de añoranza y de echarte de más he pasado a echarte de menos.

No he vuelto a sentir un ardor parecido y ni siquiera mis mariposas han vuelto a tener oxígeno. Ahora soy consciente de que te amo de manera tan prohibida como amo a mis vicios, y que te valoro tanto como a mi orgullo.

Vuelvo a ti porque no te sé echar de mis recuerdos


Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida… Y entonces comprende cómo está de ausentes las cosas queridas.

Chavela Vargas

Y nuestras vidas se entrelazaban cuando éramos dos cuerpos en uno, cuando pasábamos de sólido a líquido y no se podía distinguir entre nuestras manos, nuestros dedos, nuestros cabellos y nuestras lenguas…

Hoy arden mis sueños de lujuria imaginando tus labios y robándote besos. Un espectáculo privado lleno de fuegos artificiales, un antes sin después en cada despedida.

Porque el último adiós se convirtió en un no puedo pero te quiero que me dejó bailando al borde del abismo con los ojos cerrados, como un niño que juega con fuego sabiendo que se va a quemar.

El mejor de tus perfumes impregnó mi piel llenándome la esencia de toda una vida. Pasé de ser una luna llena a ser cuarto menguante, a convertirme en la cuna de mis anhelos y del recuerdo de nuestras pasiones.

Ojalá los abrazos que te mando te abracen por mí, ojalá los besos que lanzo al cielo pasen por el sol y ardieses de pasión cuando me recordaras. Ojalá pudieras darle un beso a tu corazón de parte de mi inocencia…

Y es que, como escribió Cortázar, si me das a elegir entre tú y ese cielo donde libre es el vuelo para llegar al olvido, si me das a elegir me quedo contigo. Fíjate lo que te digo.

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