RINCÓN del TIBET

Aprende a guardarte tus cosas, alguien más no lo hará por ti

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Aprende a guardarte tus cosas, no pretendas que alguien más lo haga por ti…

Es natural que el ser humano busque constantemente la aprobación de los demás, que comparta sus experiencias y que las expectativas vayan y vengan a lo largo del camino.

Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.
Diógenes Laercio

Esta actuación pasa por la costumbre de confiar y confesar, nuestras intimidades a otras personas, bien sea en el ámbito de pareja como en cualquier otro espacio, hay cosas que simplemente, por salud mental, es mejor guardarse.

Muchas veces en la vida confiamos en los demás, solemos tener confidentes y amigos, cómplices de cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones, sin embargo, es menester entender que si no somos capaces de guardar nuestras propias vivencias y experiencias para nosotros mismos, no podemos pretender que alguien más lo haga y es por esta razón, que las decepciones ocurren tan frecuentemente en las distintas relaciones. Simplemente porque al ser humano le resulta difícil y complicado guardar sus propios secretos, qué puede quedar entonces para el resto.

El que revela el secreto de otros pasa por traidor; el que revela el propio secreto pasa por imbécil. Voltaire

Y aunque no lo parezca, esto no se trata necesariamente de un asunto de maldad, es simplemente un mal hábito, una mala costumbre que aplica el ser humano para encajar en cualquier ámbito, para establecer conversaciones o para sencillamente adaptarse a un medio determinado. Casi puede decirse que ventilar las intimidades que nos confían otras personas, es algo que realizamos sin plena conciencia de lo que estamos haciendo, sólo son comentarios, sin embargo, esto puede causar graves daños a quienes confiaron en nosotros.

Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no los has sabido guardar. François de La Rochefoucauld

El caso es que debemos ser precavidos con aquello que ventilados de nosotros mismos y de los demás, debemos tener la sensatez que da la experiencia y la sabiduría, para anular esa idea ficticia que nos obliga a compartir información, que en muchos casos, nos pertenece únicamente a nosotros mismos y que sin consciencia plena, colocamos en manos de alguien más.

La prudencia y la discreción, son unas de las mejores y más provechosas virtudes  del ser humano, lamentablemente, no nos preocupamos por enaltecerlas, nos ocupamos de cultivar nuestro entorno de manera interesante y novedosa, aunque esto implique, hablar de nuestros secretos.

Eres esclavo de lo que hablas y dueño de lo que callas…

Por: Marvi Martínez

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