Acepta que hay personas que no son para ti
A veces nos gustaría tener una especie de poder mágico y ajustar todo a nuestro alrededor exactamente como lo queremos. Aunque esta idea no es descabellada porque tenemos un poder creador ilimitado, la realidad es que por lo general no sabemos manejarlo de forma eficiente y terminamos atrayendo a nosotros todo lo que se encuentra resonando con nuestra vibración, y es ahí donde nos damos cuentas que hay personas que no son para nosotros.
Lo cierto es que mientras aprendemos a ser más efectivos con nuestras creaciones, debemos aceptar que hay realidades que no está en nuestras manos cambiar, que cada quien es libre de pensar y de sentir de una manera que podemos cree que no nos favorece, pero que si dejamos de resistirnos y fluimos con cada uno de nuestros procesos, más pronto que tarde comprenderemos que aquello que perdimos, terminó siendo una verdadera ganancia.
Sin embargo, cuando nos empeñamos en que las cosas tomen una dirección particular y forzamos los caminos, nos daremos cuenta de que de igual manera no vamos a llegar a donde queríamos. Hablando específicamente de las personas, debemos aceptar que algunas de ellas solo tocarán nuestras vidas de forma puntual y luego se marcharán o nosotros lo haremos y no tiene sentido querer hacer coincidir los caminos de manera obligada.
Lo que no nace de corazón, no se mantiene en el tiempo, si alguien se siente incómodo, presionado, controlado o amenazado por quien pretende acompañarle, tenderá a buscar lo que siente que pierde, bien sea espacio, oxígeno, libertad… Es por ello que los compromisos no se imponen desde afuera, se asumen desde el interior, porque así se desea, porque eso genera plenitud.
Evidentemente hay comportamientos y actitudes que separan, que lastiman, que matan sentimientos, que si no se canalizan oportunamente terminan por abrir abismos entre dos personas que pudieron haberse amado mucho, pero para quienes no les resulta sano el mantener ese vínculo.
Cuando dos seres quieren estar juntos, deben acoplarse y respetarse, si las actitudes que alguno de los dos tiende a herir al otro, tiende a hacerle sentir malquerido, se deben entender los límites de cada quien, la calidad de amor que ambos pueden ofrecer y sobre todo que si quien lastima no está dispuesto a cambiar por sí mismo, no tiene mucho sentido seguir allí.
A veces duele, pero debemos aceptar que algunas personas no pueden formar parte de nuestras vidas, que querer mantenerlas solo nos generará sufrimiento y será una pérdida de energía importante e irrecuperable.
La tristeza que hoy sintamos no se comparará con el sufrimiento que lleguemos a acumular con el paso del tiempo si nos quedamos anclados a relaciones que nos hacen daño. Aprendamos a despedirnos, a decir hasta aquí, a desear buena suerte y a continuar nuestro camino, confiando plenamente en que lo mejor está por venir.
-¿Cuál es el secreto de su serenidad? – preguntó el alumno.
-Abrazar de todo corazón lo inevitable – respondió el maestro
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet