De seguro muchos habrán sentido ese alivio al darnos cuenta de que algo que dolió tanto en un momento lo hemos superado, y ya hoy nos causa gracia…
Cuando tenemos un nivel de consciencia superior con respecto a una experiencia de vida y podemos verla sin dolor, sin rencor, sin nostalgia, es un claro indicativo de que hemos superado ese capítulo del pasado.
¿Cómo saber que lo hemos superado?
El tiempo
Los procesos, en especial lo que conllevan un duelo tienen ciclos con duraciones particulares para cada quien. Podemos hacer cosas que aceleren o retarden nuestros procesos, pero en cualquier caso debemos ser nobles con nosotros mismos y tratarnos con la mayor sutileza mientras intentamos salir de allí.
A veces pareciese que hiciéramos lo necesario para permanecer torturándonos en algo que nos daña, incluso una vez que hemos decidido partir o nos han invitado a desalojar la vida de alguien, podemos quedarnos allí, pegaditos a esa puerta, como con miedo de que si nos alejamos no vamos a poder abrirla nunca más.
El reírnos de lo que dolió es justamente mirar atrás y recordar compasivamente todo lo que vivimos, es ver esa puerta y pensar en todas las noches que pasamos mirándola e irnos más allá y vernos detrás de ella interpretando uno de los papeles de nuestras vidas. Que en ese momento jurábamos que se trataba quizás de la historia de amor más intensa e importante y ahora que lo hemos superado lo vemos como una tragicomedia.
Crecer
El ver cómo hemos cambiado, cómo somos capaces de manejar las situaciones de otra forma, nos hace apreciar nuestros recorridos… Y sí, quizás nos preguntemos ¿Cómo aguanté eso? ¿Por qué invertí tanto tiempo en eso? ¿Cómo es que le di otra oportunidad? ¿Por qué no me fui a la primera?… … Y un larguísimo etcétera. Pero está en nosotros tomar la lección de la mejor manera y agradecer que ya no estamos allí y que hoy podemos hasta reírnos de lo que nos hizo sufrir tanto.
Superar realmente algo no es tan sencillo, allí hay crecimiento, perdón, amor, compasión, empatía, cambio de perspectiva, aceptación y uno que otro ingrediente adicional… Hasta que finalmente estamos en ese punto especial, burlándonos cariñosamente de nuestro yo del pasado y de sus vivencias.
Perdonar
Lo que aún nos duele, no importa cuánto tiempo haya pasado, necesita que le agreguemos más amor, en especial por nosotros mismos y aquí entra el perdón a rescatarnos. Recordemos las veces que sean necesarias, que normalmente nadie quiere dañar a otro de forma intencional, sino que todos estamos aprendiendo en el camino, haciendo lo mejor que podemos con los recursos que tenemos y que aun cuando las cosas no resultan como uno quiere, aprendemos a nuestro paso y ya eso es más que suficiente para justificar y agradecer por cada uno de ellos.
Así que brindemos por lo que una vez nos hizo llorar y hoy solo nos causa risa, porque por fin lo hemos superado…
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet