RINCÓN del TIBET

Las personas que hablan con extraños son más interesantes

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Las personas que hablan con extraños son más interesantes y felices

La mayoría de nosotros tiene el hábito de evitar a los extraños como si tuvieran una enfermedad desconocida e incurable. Así es, somos culpables. A pesar del hecho de que estamos constantemente rodeados de otras personas, elegimos recluirnos mentalmente, pegando nuestros ojos a nuestros celulares o cualquier otro aparato que esté disponible.

En el proceso en realidad nos estamos convirtiendo en individuos menos realizados.

Los seres humanos somos seres sociales. Crecemos a través de la conexión con otros miembros de la especie; siempre lo hemos hecho y siempre lo haremos.

Existe una razón por la que muchas personas experimentan una profunda sensación de soledad cuando viven en alguna de las ciudades más grandes del mundo. La soledad no es un estado físico, es una perspectiva de las cosas, un sentimiento parasítico que debe ser combatido activamente. La comunicación es uno de los antídotos más potentes contra los sentimientos de aislación y vacío.

La belleza de una buena conversación es que, sin importar a donde vayas, la puedes traer contigo y podemos volver a ella cuando queramos.

Tomando una cita de Frank McCourt prestada:

“Tu mente es un casa de tesoros que debes abastecer bien y es la única parte de ti donde el mundo no puede intervenir. “

En otras palabras, abastece tu mente de buenas conversaciones.

Ya seas un extrovertido, introvertido o ambivertido (si, eso es una cosa real), te puedes beneficiar de hablar con extraños.

Nunca sabes qué puede pasar cuando empiezas una conversación con una persona nueva: puede ser tu próxima nueva aventura,  encontrar tu nuevo mejor amigo en un lugar extranjero o quizás descubrir al amor de tu vida.

Hablar con extraños es como viajar, te permite conocer un territorio que te era absolutamente desconocido; es una travesía por la mente de un completo desconocido. No hay nada más fascinante que la mente humana, no tiene límites. En este sentido, las posibilidades de aprender de otros no tienen fronteras, son infinitas, inconmensurables y tan eternas como el universo mismo.

Puesto en palabras sencillas, hablar con un extraño te puede conectar con un mundo que ni siquiera sabías que existía. Nuestras perspectivas son limitadas a nuestras experiencias. Da un paso fuera de tu mente, conoce nuevas realidades y verás como no sólo el mundo se volverá más interesante, sino que tu también.

Las conversaciones aleatorias son buenas para el alma.

Las investigaciones muestran que hablar con extraños nos pone decididamente más felices. Los investigadores especialistas en comportamiento, Nicholas Epley y Juliana Schroeder llevaron a cabo un experimento en el que le pidieron a un grupo pasajeros de Chicago que hicieran algo inconcebible en el tren camino al trabajo la mañana siguiente: que hablaran con otra persona.

Le pidieron a un grupo de los participantes que actuaran normalmente en sus vagones, que significa ser reservado y no hablar con alguien más. Pidieron a otro grupo que comenzaran conversaciones con completos extraños. A un grupo final no se le dio ninguna instrucción específica.

La mayoría de los participantes predijo que estarían más felices sentados solos en silencio, pero estaban equivocados. El grupo de participantes que conversó con otras personas expresaron mayores niveles de felicidad y reportaron haber tenido un viaje mucho más placentero que aquellos que guardaron silencio.

Interesantemente, ser una persona extrovertida no tuvo ningún impacto en los resultados. El experimento encontró que tanto los introvertidos como los extrovertidos reportaron sentirse más felices luego de conversar con otra persona camino al trabajo.

Los investigadores encontraron que pareciera ser que las personas tienen una percepción muy sesgada acerca de qué les hace felices.

Estamos cometiendo un error al asumir que otras personas no disfrutarían de una conversación con nosotros, comenzar una simple plática podría cambiar nuestros días completos para mejor.

Cuando te detienes a pensar en ello, es extraño que todos asumamos que estaríamos más felices al evitar a otras personas, independientemente del contexto. Estamos hecho para ser sociales, es lo que nos hace humanos, como dijo Aristóteles alguna vez:

“El ser humano es un ser social por naturaleza…el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios.”

La próxima vez que sientas la necesidad de empezar una conversación con un completo desconocido, no luches contra ello. La comunicación es uno de los regalos más hermosos de la vida, no lo desperdicies.

Conectar con otros es vital para nuestra supervivencia.

La conexión social es una necesidad, nuestros cerebros la necesitan. Formulamos nuestra identidad a través de los vínculos sociales.

Existe una razón por la que instintivamente anhelamos la comunidad: No sobreviviríamos sin ella. Como lo describe The Atlantic:

“Tal como los seremos humanos tenemos las necesidades básicas de alimentarnos y refugiarnos, también tenemos la necesidad básica de pertenecer a un grupo y de generar vínculos.”

Tener buenos vínculos sociales te hace tan bien como dejar de fumar. Conectar con otras personas, aún en la forma más básica, también te hace más feliz.

De hecho, todos queremos sentir que pertenecemos, y la conversación contribuye tremendamente a satisfacer este deseo. La aislación nos lleva a la desesperanza y a la confusión. No te escondas de otras personas, ábrete al mundo y a sus habitantes. Somos una matriz dinámica de seres interconectados, y tener una conversación con un extraño es una celebración de este hermoso hecho.

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