RINCÓN del TIBET

Una verdadera amistad es estar separados sin que nada cambie

una verdadera amistad

La verdadera amistad es un regalo de la vida, que nos permite albergar en nuestros corazones a personas que no necesitan están presentes físicamente para hacerse sentir en nuestras vidas.

Una verdadera amistad puede encontrarse muy lejos físicamente de nosotros, pero resultar más cercano que los que nos rodean. La verdadera amistad no tiene limitaciones de fronteras, de cambios horarios, de idiomas… la amistad una vez que se forma, es para siempre.

Una verdadera amistad nunca termina

Cuando una amistad termina, es porque no fue real, por alguna o ambas partes. Las amistades verdaderas no se rompen cuando el hilo se tensa o cuando se estira, ese hijo siempre nos lleva a ese lugar de complicidad y atención, donde sentimos que el tiempo pasa, pero que nada cambia.

Muchas veces podemos incluso durar mucho tiempo sin saber de algún amigo, sin hablar con él, a veces solo lo vemos a través de redes sociales o alguien nos deja saber de él. Pero basta con que alguno requiera del otro, para que las distancias se acorten y la intervención se haga notar.

La verdadera amistad se distinguen de manera especial en las malas situaciones. Cuando la estamos pasando mal, cuando atravesamos un duelo, cuando vivimos algo trágico, nuestra entereza tiende a irse a menos y es allí donde esos hilos invisibles movidos por los verdaderos amigos, se encargan de levantarnos y darnos todo el apoyo que necesitamos para continuar.

En las buenas cualquiera puede estar

Es fácil estar cuando todo está de maravilla, cuando nuestra vida brilla y tenemos la capacidad de incluso levantar a quienes nos rodean, pero cuando las luces se atenúa, cuando llegan tormentas, escasez, cuando la vida nos sacude y lo que predomina es la oscuridad, es cuando los faroles llamados amigos se hacen notar. En las buenas pueden estar todos, pero las malas situaciones serán un filtro para saber con quienes en realidad contamos.

A veces quisiéramos estar más tiempo con los amigos, esas personas que sin mayores intereses nos hicieron parte de sus vidas y nos quieren tal y como somos, pero la vida puede habernos distanciado y quizás no sea posible ese vinito de los viernes, las conversaciones por horas, las risas planeando alguna venganza que jamás se llegará a ejecutar. Sin embargo, tenemos el consuelo de lo importante de que esas personas que una vez se ganaron un espacio  en nuestras vidas, lo ocuparán de manera permanente.

Hoy en día es más sencillo cultivar nuestras amistades, hacer actos de aparición, así sea de manera virtual. Saquemos esa ventana de tiempo, hagamos el espacio necesario para decir presentes sin que sea una ocasión especial… Una simple llamada por las múltiples aplicaciones, nos recordará lo agradable que es reposar en un amigo, las alegrías, las tristezas, los proyectos, el día a día. Nuestros amigos de alguna manera siempre nos conectan con lo que somos, con esa parte auténtica que quizás el tiempo o las circunstancias han solapado, pero que un simple hola de algún amigo, nos puede traer a nuestra memoria.

Los amigos son nuestro cable a tierra, a través de los cuales nos podemos descargar e incluso protegernos de lo que nos afecta en el resto de nuestros ámbitos. Nada mejor que drenar con alguien que nos conoce y que normalmente desea lo mejor para nosotros.

No descuidemos a los amigos, que ellos están allí para hacernos la vida más sencilla, más agradable. No esperemos el cumpleaños o que alguien muera, que no sea necesaria una crisis para que nos haga falta estar cerca de esa persona especial.

Quizás hoy es un buen día para recordarle a ese amigo que nuestra vida es mejor porque él es uno de nuestros activos.

Espero que tengas excelentes amigos, porque sin duda ellos harán de tu vida algo maravilloso.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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