KAILASH, morada de los dioses.
El Monte Kailash es un destino privilegiado entre los devotos de diferentes religiones para peregrinar durante todo el año. Se lo considera una de las montañas más difíciles de escalar, e incluso llegar hasta sus laderas supone un esfuerzo físico nada despreciable, debido a su ubicación en un terreno irregular de la frontera del Tibet.
Para los hinduístas, el Monte Kailash es la morada del dios Shiva, y por tanto la representación del cielo eterno y un centro espiritual por excelencia. Se la considera el centro del mundo, y la leyenda indica que Shiva se encuentra en las alturas de la montaña, meditando.
Los budistas ven en este sitio el lugar de descanso de Buda, y el escenario de la batalla entre Milarepa, maestro del Budismo Tántrico, y Naro Bonchung, de la religión Bon. Tras llegar a la conclusión de que ninguno de los dos vencería al otro, ambos decidieron que una carrera hasta la cima podría definir al ganador. Milarepa alcanzó primero la cumbre del Kailash a caballo de los rayos solares, y desde entonces el budismo prima en el Tíbet.
Sin rutas señalizadas, caminos trazados ni ayuda a la vista en las cercanías del Monte Kailash, llegar hasta allí es todo un desafío. El estado físico debe ser óptimo para aquellos que decidan emprender la aventura, pero la recompensa espiritual sin dudas vale el esfuerzo.
Al menos 10 días toma subir la ladera de esta montaña hasta llegar a la cumbre, si se parte directamente desde el pie. Es aconsejable tomarse unos días para aclimatarse en lo bajo del terreno, y recién entonces emprender el camino.
El camino de Xinjiang es el mejor para alcanzar la cima: se inicia en la ciudad de Kashgar y sigue el curso de la calle Shiquanhe. Otra opción es tomar la ruta que se delinea en el límite con la India y Nepal, mucho más dificultosa que la anterior.