Si te he lastimado te pido perdón…
Perdona, que PERDONANDO tendrás en PAZ tu ALMA y la tendrá el que te ofendió. Madre Teresa de Calcuta
Cuán difícil resulta perdonar, que engorroso es superar la decepción de las expectativas no cumplidas. ¿Cómo poder continuar, seguir adelante, olvidar, retomar la confianza cuando hemos resultado heridos?
¿Pero qué sucede cuando nos colocamos en la acera de enfrente y es a nosotros a quienes deben perdonar? ¿Podemos pedir perdón libremente?
Sabemos en gran medida cuando resultamos heridos, sabemos perfectamente martirizarnos en nuestro dolor, manifestar nuestra tristeza, decepción, sorpresa y muchas veces impotencia ante hechos que nos lastiman. Tratamos a toda costa de recordarle a aquel que nos lastimó, lo doloroso que fue su accionar, estaremos siempre muy atentos a recordarle una y otra vez, que fuimos lastimados y que debemos perdonarlo.
Pero las cosas toman un rumbo distinto cuando somos nosotros los actores de un hecho que lastima a alguien más, generalmente no nos percatamos de ello, no sabemos que estamos lastimando y en ocasiones mucho peores, actuamos en consciencia de que alguien más saldrá perjudicado por nuestras decisiones.
No se trata esta reflexión, de juzgar el alcance de nuestros actos, ni de nuestras decisiones respecto a algún tema, es más bien, un recordatorio de que estamos rodeados permanentemente de seres humanos, que al igual que nosotros se sienten lastimados en ciertas ocasiones, y muchas de ellas por causa nuestra.
Lo meritorio en estos casos, es saber pedir perdón, saber identificar cuando hemos obrado mal, cuando nuestras palabras han golpeado a alguien, cuando nuestras acciones han causado daño, aún cuando no lo hacemos con intención alguna.
Si bien es difícil recorrer nuestro camino, teniendo el peso de algún perdón que jamás concedimos a alguien, es más difícil aún cargar con el duro peso de saber que alguien alguna vez necesito escuchar nuestro sincero deseo de ser perdonados. Perdonar es un acto de humildad, de amor, de renovación espiritual y pedir perdón es exactamente lo mismo.
Pedir perdón no significa que la otra persona tenga la razón, significa que hemos vencido a nuestro propio ego. Anónimo
La acción de perdonar nos lleva a la tolerancia y al entendimiento de las razones por las cuales quien nos lastimó actúo de tal o cual manera, habrá muchas cosas internas de esa persona que jamás llegaremos a entender; pero cuando somos nosotros quienes lastimamos, debemos irnos un poco más adentro, debemos inclusive retomar la ley de causa y efecto, tratar de entender ¿por qué somos verdugos y víctimas a su vez? Por la Ley de Causa y Efecto lo estamos experimentando únicamente para aprender que no es bueno utilizar mal el poder personal hacia otras personas y hacer daño.
Tenemos muchos roles durante nuestra existencia, asumimos diversas responsabilidades y siempre nos va a tocar la oportunidad de decidir sobre alguien más, es importante accionar siempre desde la luz de nuestro interior, en amor y justicia y hacerlo extensivo hacia los demás. Cuando actuamos en favor de una causa común, cuando es el amor el que nos potencia, cada acción será meritoria, cada decisión traerá múltiples beneficios no sólo para nosotros. Cuando actuamos desde nuestro ego, desde la ignorancia, desde la oscuridad, desde el remordimiento o desde cualquier espacio interior que no refleje nuestro verdadero ser, de seguro alguien resultará lastimado, comenzando por nosotros mismos.
Cuando reconocemos que lastimamos a alguien y tomamos la iniciativa de pedir perdón, tenemos que respetar la libertad de cada quien de decidir, pedir perdón a otra persona no es sinónimo de que vaya a disculpar lo sucedido. Pero lo importante es que siempre actúes de una forma que te sientas bien contigo mismo siendo coherente con tus valores y tu ética personal.
Es importante aprender de los errores, reflexionar a partir de las vivencias, convertir la experiencia de vida en una fuente de sabiduría práctica. No existe nadie que sea perfecto lo importante es seguir aprendiendo algo nuevo cada día para superarte a ti mismo. Pedir perdón es un hermoso gesto de humildad y sabiduría, denota madurez espiritual, pureza, aceptación y una gran virtud, propia de aquel que es consciente de un error cometido.
Te invitamos a leer:
No llevaré más esta carga… Te perdono y me libero