Preferí perderte que perderme
Cuánto de mí hay hoy que no reconozco, cómo me gustaría no haber dejado tanto de mí en alguien que no lo valoró…
Sometidos a una relación conflictiva
Todo no tiene que ser color de rosa, es cierto, pero vivir con heridas constantes generadas por espinas no es posible. Cuando nos sometemos a relaciones donde invertimos lo mejor que podemos y sabemos dar y recibimos acciones, sentimientos, reacciones que nos lastiman, nos hieren, nos avergüenzan, nos irritan, etc. Estamos en la obligación de generar un cambio.
Somos los únicos responsables de hacer valer nuestros derechos como seres humanos, de hacernos respetar, cuando dejamos de lado nuestras necesidades para suplir o satisfacer las de otros, atentamos contra nosotros mismos. Cuando nos dejamos maltratar, silenciar, humillar, malquerer, estamos vulnerando nuestra integridad y la responsabilidad no radica en la otra persona, radica en uno, uno es quien permite ese tipo de situaciones. No estamos obligados bajo ningún escenario, desde que manejamos el uso de la razón, a soportar situaciones que nos aminoren.
Muchas veces nos esperanzamos en que las cosas van a cambiar y no hacemos mucho para que eso ocurra, esperamos milagros, que no quiere decir que no existan, pero que por lo general vienen acompañados con un cambio propio, ese que nos permite enfrentarnos a una situación diferente. Indudablemente cambiando nosotros, nuestro entorno cambiará.
Revisando mi mente y mi corazón
Motivos para estar en una relación: Evaluar los motivos reales que nos hacen formar parte de una relación nos hará centrarnos y decidir si queremos permanecer en ella, quiero estar con esta persona, porque me siento solo/a, quiero formar una familia, estoy necesitado/a económicamente, siento un compromiso moral, tengo algún otro tipo de dependencia. Al traer a la luz esos motivos y sincerarnos, probablemente demos con la realidad de que nuestro motivo no justifica vivir una relación conflictiva y que podremos estar mejor solos o bien abrir nuestros espacios para alguien más.
Visualizar a dónde queremos ir: Cuando nos paramos frente a una realidad y la evaluamos de la forma más objetiva posible, nos podemos dar cuanta que muchas de las cosas que queremos para nuestra vida a futuro no se podrán materializar con la persona con la que estamos, formar una familia, irse juntos de a hacer vida fuera del país, montar un negocio… Cuando proyectamos a futuro sin idealizar podemos ver con claridad a qué le estamos apostando, considerando lo que hoy vemos y conocemos.
Nuestro amor por la pareja jamás deberá superar el amor propio: Cuando creamos relaciones en donde el amor hacia nuestros compañeros es más fuerte que el propio creamos un desbalance en nuestra vida, dejamos de velar por nuestros intereses, aceptamos situaciones que podrían resultar incómodas, vivimos a través de los sueños de alguien más solapando los nuestros y dejamos de vivir nuestras vidas de la mejor manera. Amarnos a nosotros mismos más que a nadie en el mundo, no tiene nada que ver con egoísmo, lo contrario, es la base para formar relaciones sólidas, basadas en el amor, el respeto, la consideración y la unión.
Cuando perdemos a alguien que no nos ofrece lo bueno que creemos merecer, mientras que nosotros trabajamos intensamente por materializar nuestra vida en pareja como la queremos, realmente no perdemos, pierde la otra persona, nosotros ganamos, ganamos la oportunidad de ser felices, solos o con otra persona que realmente nos valore y nos aprecie en sus vidas. Perdernos a nosotros por alguien más, resulta más común de lo que se imagina, cedemos nuestra vida por la vida de otra persona y nos condenamos a una relación de insatisfacción personal que poco a poco mellará y nos desconectará de nuestra esencia.