Lo que no se soluciona pasando la página, se soluciona cambiando de libro
En la vida siempre tenemos múltiples opciones de lo que podemos hacer frente a situaciones determinadas, algunas veces intentamos colocar paliativos, tratando de no ser tan radicales, lo cual en ciertos casos no resulta suficiente, forzándonos a tomar drásticas medidas que lleven consigo cambiar de libro.
Somos especialistas en generar apegos, incluso a aquellas cosas, personas o circunstancias que no resultan beneficiosas, sino por el contrario representa una limitación en nuestras vidas. Por estos pegos y por diversos miedos, nos sentimos titubeantes ante la posibilidad de dejar atrás aquello que no nos hace bien.
Siempre podremos intentar mejorar las cosas, cambiar nuestra manera de apreciar las realidades, pero eso no puede, bajo ninguna circunstancia, hacernos someter a la continuidad de una situación que desgasta de manera considerable nuestra calidad de vida.
Si nuestro ser pide a gritos un cambio, debemos escucharlo, debemos dejar de lado los miedos y esa necesidad de mantenernos seguros, debemos sencillamente dejarnos guiar por nuestra intuición y dar salida a lo que no nos merecemos.
Los cambios de página se justifican cuando las esperanzas prevalecen, cuando apostamos por cambios positivos que pueden dar continuidad a una de nuestras historias. Cuando los puntos son más suspensivos que finales, dándole entrada a nuevos capítulos que lleven consigo la apuesta de que sin cambiar la historia podemos cambiar el rumbo, hacia algo que se acerque más a lo que queremos.
Los cambios de libros se deben dar cuando:
- Una historia no merece continuidad: Cuando nos ha dañado y ha dejado huellas en nosotros a través de heridas que tenemos que atender, pero que no podremos hacerlo bajo el arma que la generó.
- Cuando dimos todo de nosotros sin obtener los resultados deseados: Cuando agotamos los recursos, intentamos ser nuestra mejor versión, sembramos lo mejor que tenemos y lo que cosechamos igualmente es amargo o venenoso.
- Cuando otra parte involucrada en la historia, no quiere continuar: No podemos hacer mucho cuando alguno de los protagonistas decide dejar de compartir el libreto, solo nos toca dignamente hacer el cierre de la forma menos dolorosa y recordar esa historia como algo enriquecedor en nuestras vidas.
- Cuando sabemos que nuestro nuevo libro será mucho más interesante: También es válido dejar ir algo que tenemos, por ir tras aquello que aún sin conocerlo, tiene el potencial de alinearse con lo que queremos en nuestras vidas.
Dejar ir, cerrar ciclos, decir adiós, son recursos que podremos utilizar en cualquier momento cuando necesitamos cambios. Lo peor que podemos hacer es quedarnos inertes en una situación que nos daña o dejar pasar el tren que debemos tomar, por miedo a bajarnos del de donde estamos, aun sabiendo que se dirige a la estación equivocada.
Evalúa sin predisposición cuándo será suficiente cambiar de página y cuándo será necesario cambiar de libro.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet