Hoy puedo decir que te perdono por cada herida que dejaste en mí
Resulta agotador el hecho de discutir cada mañana, una y otra vez tu voz se alza sobre la mía como un torbellino, me siento aturdida, aunque no lo demuestre tengo miedo, tengo miedo de que tu energía supere la mía y una vez más vuelva a decaer, por favor no… me digo a mi misma , me doy ánimo para seguir adelante, soy lo suficientemente fuerte para poder contigo y conmigo misma, pero siempre terminamos igual tú sobre mí y yo sin poder evitarlo, esto se ha vuelto costumbre una que me va a dejar rota si no logro detenerla.
Me rompe el corazón ver a lo que hemos llegado, compartimos la misma cama pero sin tocarnos, como si de dos extraños se tratara, y es que a pesar de que nos conocemos desde hace tanto… siento que ya no somos, y sin duda ya no seremos los mismos.
Cada noche cuando llegas siento un leve dolor en el pecho, trato de controlar mis lágrimas que están al borde del colapso, pienso: “ojala haya tenido un buen día en el trabajo” con la esperanza de que no retomemos de nuevo aquella vieja discusión que termino en lo que llamaste un “accidente”. Pasé días enteros recordando aquel momento en mi mente preguntándome ¿Qué hacer? Y es que es cierto cuando dicen que el amor nos vuelve tontos y yo todavía te amo como si fuera la primera vez. Mis amigas me dicen que te deje que no vale la pena sacrificar mi vida por ti, ¿pero cómo hago? Hoy me pregunto ¿Existe alguna fórmula para desenamorarme de ti?
La paciencia y perseverancia tienen un efecto mágico con el que las dificultades desaparecen y las obstáculos se desvanecen. -John Quincy Adams.
No sé qué sucedió aquel día en el que de nuevo un “accidente” ocurrió entre los dos, trato en todo momento de ser la mejor versión de mí para ti, de complacerte y hacerte ver que a pesar de todo sigo aquí para ti, pero desde que mi cabeza toco el suelo por segunda vez sabía que algo tenía que cambiar esa situación, en aquel instante no sabía ni cómo, ni cuándo ese cambio iba ocurrir pero de lo que estaba sumamente segura es de que tenía que suceder.
Me alegra contarte que hoy estoy feliz sin ti, por mucho que extrañe tus besos mi piel agradece no tener contacto con la tuya, mi alma poco a poco esta sanando de todos los rasguños y cicatrices que dejo tu amor, he de admitir que fue difícil recuperarme de lo que algún día los dos llamamos relación, y sabes no te guardo rencor por todo lo que un día llegaste a hacerme, he aprendido que en la vida hay que saber perdonar y perdonarse, hoy tengo la valentía de decir y gritar a los cuatro vientos que te perdono, y que me perdono a mí misma por haber permitido todo aquello, abriéndome paso a la felicidad, a vivir porque me lo merezco.
Siempre parece imposible hasta que se hace.-Nelson Mandela.
N.G.
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