Hay una gran diferencia entre ayudar a otros de corazón y hacerlo para escuchar los aplausos
Quizás para la persona que recibe la ayuda, sea transparente la intención con la que alguien le ofrece una ayuda. Pero para quien la da sí hay una gran brecha y una gran diferencia entre ayudar a otros desde el corazón o hacerlo esperando algo a cambio, en este caso el reconocimiento.
Las buenas personas se caracterizan por su bondad inclusive anónima, por no tener que enumerar la lista de las personas a las que han ayudado, no tener en mente las buenas acciones llevadas a cabo, no ver las colaboraciones como una cuenta de inversión que les generará dividendos en algún momento y mucho menos esperan un aplauso, aun cuando lo merezcan.
Dar es una de las acciones más gratificantes para el ser humano, dar de corazón nos coloca en armonía con la energía positiva de la vida, y aunque no esperemos nada a cambio, el universo siempre resulta muy justo en este sentido y se encarga de que recibamos lo mejor.
Sin embargo, cuando damos para sentir el reconocimiento, para manipular, chantajear, para reclamar algo a cambio o para tenerlo como carta bajo la manga cuando sea oportuno sacarlo a relucir, lo estamos haciendo desde el lugar equivocado, estamos dando para solamente alimentar nuestro ego, para sentir poder, control, para inclusive sentirnos bondadosos, pero eso ya es egoísmo, cuando das de corazón, no estás pensando en cosas como: Soy un 5% más bondadoso que antes o ahora soy mejor persona, eso es el ego.
Las personas siempre tienden a ayudar a las otras -sólo para sentirse mejores de lo que realmente son. ― Paulo Coelho
Siempre tenemos la oportunidad de ayudar a alguien, mientras más ayudemos, más enriquecedora se volverá nuestra vida (este no es el fin, pero es una ganancia tácita), compartir lo que tenemos, lo multiplica, ayudar a otros le da un propósito adicional de vida, nos afianza a la vida y nos otorga la sensación de ser importantes para quienes nos rodean.
Los gestos de ayuda los podemos ofrecer en cualquier momento, ayudar a un anciano a cruzar la calle, cuidar a los sobrinos en algún momento, visitar a un amigo enfermo, adoptar a una mascota, proveer insumos a los necesitados, dando ideas… en fin, hay muchas maneras de ayudar. No es necesario tener bienes o dinero para ello, solo disposición, porque siempre tendremos algo que dar, porque nuestro espíritu es de naturaleza bondadosa y totalmente independiente de bienes materiales. Explotemos esa cualidad y ayudemos al mundo a ser mejor… sin esperar un aplauso.
Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás. ― Dalai Lama