Es muy simple: Si te quieren, lo sabes
Solo las personas que no se sienten amadas o queridas son las que están constantemente preguntándose si las quieren, si las aceptan, si están haciendo lo necesario para merecer o ganarse el amor de las personas importantes para ellas.
La verdad es que el amor es una energía que no se puede ocultar, que se siente, que se respira, que no se puede aparentar… Y de la misma forma, con el desamor ocurre lo mismo, cuando no se quiere, cuando no se ama, se lee en la mirada, en los gestos, en la voz, no es posible cargar algo de amor cuando no existe la fuente que lo alimente.
Definitivamente hay muchas maneras de amar, pero cuando se ama bien, con buenas intenciones y procurando lo mejor para la persona amada, cada acción está impregnada de ese amor y solo quien no ha llegado a sentirse amado es incapaz de reconocer qué es lo que está recibiendo de la otra persona.
Si no nos sabemos merecedores de un amor de calidad, si no establecemos nuestros propios parámetros de qué es lo que queremos en la vida, en relación a nuestros seres queridos, probablemente nos veremos sometidos a situaciones desagradables, donde no nos sintamos amados o bien donde no sintamos correspondencia entre lo que damos y lo que recibimos.
Cuando nos sentimos inseguros, reflejamos a nuestro exterior esas dudas, creamos un ambiente poco conveniente para sentir afectos, nuestra mente trabajará creando desde el miedo, desde la duda y esa energía la veremos de vuelta con la calidad de amor que recibamos.
Mientras que nos sepamos merecedores de afecto, de detalles, de atenciones, mientras sepamos lo que brindamos a quienes forman parte importante de nuestras vidas, sencillamente proyectaremos de vuelta el amor en el cual no cabe duda alguna. En caso de no recibir el tipo de sentimientos que queremos, estaremos en la plena potestad de tomar las medidas necesarias para establecernos en los ambientes y situaciones que preferimos, aunque esto represente alejarnos de ciertas personas.
Aprender a respetarnos y a valorarnos se convertirá en una fuente de bienestar directo, porque mientras más nos amemos a nosotros mismos, mejores serán las intenciones de quienes se nos acerquen, nuestro mundo exterior refleja nuestro mundo interior. Adicionalmente, tendremos la oportunidad de decidir y darle cabida a las personas que nos hacen sentir cómodas, de las cuales no tendremos que preguntarnos acerca de sus sentimientos, porque nos limitaremos a sentirlos, a amar y ser amados.
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Muchas veces por querer acercarnos a alguien terminamos alejándolo…