El desgaste de relacionarse con personas altamente controladoras
Una de las personalidades más particulares al momento de relacionarnos, resultan sin duda, las controladoras. Este tipo de personas se caracteriza por querer que todo se haga a su manera y por querer que quienes le rodean se ajusten a sus formas.
Las personas controladoras son fácilmente irritables y con baja tolerancia a la frustración. Usualmente suelen interpretar de forma alejada a la realidad lo que ocurre en su entorno, incluyendo las palabras, el lenguaje corporal y hasta la respiración de quienes le rodean.
Con facilidad se sienten contrariados cuando alguien le manifiesta una opinión distinta a la de ellos o cuando alguien no comparte su punto de vista. Luchan vehementemente por la razón y pueden ser irrespetuosos y sentirse atacados cuando alguien mantiene una posición contraria.
Las personas controladoras suelen ser prejuiciosas, no hay espacio para la novedad, son obtusos con sus ideas y es muy difícil que acepten y reconozcan sus oportunidades de mejoras. Creen siempre que su manera de hacer las cosas es “la correcta” y quieren que su entorno se adapte y acepte sus maneras. Por lo general son inconformes y buscan menospreciar o humillar a quienes les rodean.
Sobrepasan los límites del respeto y se toman atribuciones que no les corresponden, opinan acerca de todo lo que consideran pueda acoplar mejor su ambiente a lo que tienen preconcebido, llegando a los extremos de opinar acerca de la forma de hablar, de pensar de los demás, hasta de vestirse e intentan ser agentes de influencia en quienes le rodean.
Algunas veces por la noche no puedo dormir, cuando hay ruido cierro las ventanas y cuando no prendo la radio, ahora que lo pienso no es el ruido lo que me molesta sino el control que tengo sobre él y me pregunto ¿será que algunas personas nos molestan solo porque no podemos controlarlas? ― Nelson Damian Cabral
Las personas controladoras pueden ser muy críticos, ya que siempre toman como patrón su manera de hacer las cosas. De igual manera son muy susceptibles a la crítica, se creen dueños de la verdad absoluta. Y son intolerantes ante lo que no se realice bajo sus parámetros.
Las demostraciones de necesidad de control va incrementándose en la medida en la cual van adquiriendo confianza, aunque las señales de que son personas controladoras pueden ser evidentes desde un principio.
Son autoritarios y llegan a hacer sentir a los que interactúan con él reprimidos o limitados en cuanto a sus acciones para evitar una discusión o verse expuestos a una crítica, a un reclamo o a un juicio. El que interactúe con este tipo de personas puede verse altamente afectado, encontrándose desgastado por la presión que significa mantener su esencia ante quien pretende cambiarla.
Si eres una persona controladora debes hacer un esfuerzo por aceptar a quienes te rodean, permitiéndoles ser, aunque sientas que hay mejores maneras de llevar la vida. Si te encuentra expuesto a una persona controladora, haz los intentos necesarios por limitar la actuación y la influencia de esa persona en tu vida. De forma tal que puedas mantener tu autenticidad, tu visión de la vida y la manera de hacer las cosas, si deseas cambiar algo en ella, que sea porque estás convencido de que es lo mejor, desde tu interior, no desde la perspectiva de otro.