Cuando sientas que no puedes decepcionarte más…
Cuando miras a tu alrededor y te das cuenta de que las cosas no marchan como quisieras, que muchas cosas son contradictorias, que las personas que ocupan lugares importantes son cada vez más irreconocibles ante tus ojos y miras con profunda decepción acciones cargadas de vileza y cobardía, puede ser momento de cuestionarte algunas cosas:
Hasta qué punto soy responsable de esta realidad?
Definitivamente hay situaciones globales que se escapan de nuestro alcance, no tenemos mucha capacidad de acción para hacerle ver a alguien que una religión no es una bandera para quitarle la vida a ningún ser, por ejemplo, pero en cuanto a nuestro entorno inmediato, ahí sí que la tenemos, si estamos viviendo una realidad que nos afecta, si nos sentimos víctimas de alguien, si una persona transgrede y vulnera nuestros derechos básicos, la responsabilidad es totalmente nuestra.
Máxima para la vida: te trataran en la vida en la forma en que enseñas la gente a tratarte. Wayne Dyer
Cómo he creado lo que vivo?
Pues nuestro presente es la consecuencia de nuestro pasado, nuestras vivencias presentes son el efecto de lo que hemos sembrado y si lo que vemos y sentimos no es positivo, es porque así queriéndolo o no, lo hemos creado. Nuestro pensamientos, nuestras palabras nuestras acciones forman nuestra vida, nadie presente en ella está allí por casualidad, está allí porque la necesitamos para nuestro crecimiento, obviamente tenemos libre albedrío para decidir bajo cuáles escenarios logramos aprender y crecer, podemos decidir hacerlo desde el amor y no desde el conflicto o el sufrimiento, pero hasta que no lo reconocemos no podemos cambiar nuestros paradigmas. El sufrimiento nos pega de frente y podemos crecer más a prisa, pero es preferible escoger un camino menos torturante y más gratificante.
Qué puedo hacer para salir de una situación que me lastima o me incomoda?
Podemos hacer varias cosas:
Reconocer: Identificar la situación y nuestra responsabilidad, nuestros sentimientos, los esquemas mentales de las personas que pueden estar involucradas, nuestras diferencias, nuestros reflejos y nuestras semejanzas.
Aceptar: Observarnos ante la situación y aceptar lo que sentimos, lo que vivimos como parte de nuestra experiencia humana, como parte de nuestro desarrollo. Aceptar la realidad, aceptar que cada quien libra su batalla en esta experiencia y que los recursos que cada uno dispone no se encuentran disponibles en algún momento para todos.
Soltar: Comenzando por nuestros pensamientos, son ellos protagonistas de nuestro malestar, no hace falta aferrarnos a una situación dolorosa, hace falta tomar de ella lo que nos dará la experiencia necesaria para mejorar como personas en el menor tiempo posible. Luego, debemos desligarnos en lo posible de la situación, cortar vínculos de ser necesario, si no nos preservamos a nosotros mismos, nadie lo hará.
Conectarnos con nuestro Yo Superior: ése libre de ego conectado con la vida misma en todas sus formas, aquel lleno de amor, compasión y empatía, dejarlo fluir, nos guiará por el camino más adecuado, nos permitirá controlar situaciones desde otro plano totalmente indescifrable por nuestra mente, donde no hay forma de equivocarse, porque desde allí solo se emana amor, un amor incondicional y de beneficio para todos, un amor ágape, desde allí, todos los caminos nos conducen a nuestro bienestar. Para hacer esta conexión posible es importante acallar nuestra mente, resulta de mucha ayuda la meditación, así como el hábito del agradecimiento y de apreciar lo hermoso de la vida.
Esto nos da las herramientas para liberarnos de una situación que nos genera dolor, que nos lastima y que nos decepciona, a su vez nos ayuda a no volver a caer en vivencias similares y a crear una realidad más amable a través de nuestros pensamientos y acciones para vivir nuestro presente plenamente y mañana recoger frutos de dulce sabor. La vida siempre nos dará motivos para decepcionarnos, para llorar, pero también nos dará motivos para reír, para amar, para disfrutar, para apreciar y admirar, en nosotros está seleccionar a través de la inteligencia del alma.
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La vida no te quita cosas, te libera de ellas