Cuando la gente es todoterreno, lo que le sobran son caminos
Entendemos por personas “todoterreno”, todas aquellas que son capaces de transitar por cualquier tipo de camino, se adaptan con relativa facilidad y sobrepasan todos los obstáculos que se les puedan presentar.
No podemos decir que este tipo de personas poseen estas características innatas, sino que más bien han estado tan forzadas a probarse en terrenos de difícil recorrido, que han visto sus capacidades aflorar, han desarrollado herramientas, han adquirido recursos y se han fortalecido a medida que van avanzando.
La principal diferencia en la analogía de una persona todoterreno con cualquier otra cosa a la que se le pueda atribuir esta cualidad, es que la persona va tomando valor, no se deprecia, no se desgasta, sino que se fortalece y se crece.
La mayoría de las personas prefiere transitar por caminos ya recorridos por otros, la aventura y el riesgo no son para todos. La gente común se dirige a sus sueños con facilidad solo si ya existe la ruta, mientras que quien está acostumbrado a ir tras lo que quiere, no espera que alguien haya experimentado lo que él quiere, sino que hace el camino, lo crea metro a metro.
Estas personas no están exentas de equivocarse, pero saben que cualquier experiencia es ganancia y cuando se sabe a dónde se quiere ir y se disfruta del camino, todo resulta en ganancia.
Tenemos varias formas de vivir nuestras vidas, una es esperando que las cosas nos pasen y otra es procurando que nos pasen. Podemos inclusive pasar de un estado a otro, porque hay un momento para todo, pero lo que no es para nada recomendable es quedarnos la mayoría del tiempo esperando que las cosas nos pasen.
Tenemos que activar las energías todoterreno, tenemos que movernos, cuando nos involucramos con lo que queremos, generamos cambios, somos proactivos, creamos lo que queremos vivir y todo comienza en el pensamiento.
Que nada sea demasiado grande, que nunca sea demasiado tarde, que ningún lugar esté demasiado lejos. Lo único que debemos pensar que es demasiado y con la intención del mejor uso, es nuestra confianza en nosotros mismos, nuestra capacidad de sobreponernos a las caídas, la esperanza en un mañana mejor, independientemente de lo vivido hasta ahora. Cuando la fe toma la posición de nuestros miedos, todo se vuelve realizable, todo es cercano, todo resulta sencillo.
No nos conformemos con recorrer las huellas de alguien, el camino más sencillo, más iluminado, más transitado, por lo general no nos conducirá a donde realmente queremos estar. Todos tenemos esa capacidad todoterreno, algunos desarrollada, otros latente, solo tenemos que probar nuestra tracción y ver cómo respondemos a esos caminos de mayor demanda. ¡Nos sorprenderemos!
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet