Cómo es tu corazón
Una leyenda tibetana cuenta que en una pequeña aldea, sus pobladores tenían la facultad de ver el corazón de las personas. Un día, un jóven proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. En medio de la multitud, un anciano se acercó y le dijo: ¿Por qué piensas que tu corazón es más bello que el mío? La gente se reía pensando que era absurdo comparar un corazón tan jóven con otro tan viejo. Pero el anciano dijo:
-Es cierto, tu corazón luce perfecto, intacto. Pero mira, cada una de mis cicatrices representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos, a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo que he colocado en el sitio que quedó abierto. Hubo oportunidades en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor de las heridas, ellas me recuerdan que los sigo amando y alimentan mi esperanza de que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío que han dejado.
El amor verdadero es incondicional y quizás sea el que menos veces recibe cosas a cambio.