Podrás ser un hombre, pero nunca dejaras de ser “Mi Peque”
Mi “peque” que amé desde que habitó todos esos meses dentro de mí, ese ser que se formó prácticamente desde cero en mi interior… Ahora estás tan grande, eres mi peque aun, pero tan grande, tan perfecto, con tu mini vida propia, con tus gustos, con tu personalidad, con tu inteligencia, con tu destreza y ese sentido del humor que siempre me sorprende.
El tiempo pasa demasiado rápido, me he prometido hacer muchas contigo antes de que ya no me necesites para ello. Prometí leerte todas las noches un libro y para ser sincera fueron más las noches que no lo hice, que las que sí, ahora ya sabes leer, ya no necesitas que te lea un libro. Prometí jugar contigo cada vez que me lo pidieras, pero han sido más las veces que he dicho “ahora no puedo, en cuanto termine de trabajar”, y tampoco ocurre.
He prometido esperar que termines de comer para levantarme a recoger la cocina, pero es que siempre tengo tan poco tiempo, que si no lo hago de esa manera, no me daría tiempo de poner las cosas en orden luego. Quisiera estar contigo mientras haces tus tareas, pero lo cierto es que solo estoy para revisarlas… y lo peor es que cuando realmente tengo tiempo disponible, no es a ti a quien se lo dedico.
Y mientras tanto, mientras te postergo o te comparto, tú creces y creces, pasan etapas, pierdes ropa, aprendes a hacer cada vez más cosas por tu cuenta, te haces cada vez más independiente. Por un lado es favorable, pero por el otro siento que te pierdo como mi pequeño, como ese ser pequeñito que dependía de mí para todo.
Evidentemente todo esto es natural y quizás todas las madres reflexionamos en algún momento en relación a este tema, pero la verdad es que no quiero perderme nada de ti, a la vez tengo el tiempo tan comprometido, tengo que dividirme en tantos trozos y no sé si te dejo corto en la repartición.
Sé que soy afortunada por el tiempo que puedo pasar a tu lado, cuando hay tantas madres que solo ven a sus hijos por cortas fracciones de tiempo en las mañanas y en las noches, pero igual me parece insuficiente e incluso me parece que no es de calidad el tiempo que te dedico. Te mereces tanto de mí y yo por lo general estoy a medias para ti, por lo general el tiempo que estoy contigo, que de hecho es el que más disfruto, se divide con el que tengo que dedicarle a algo más.
Y me frustro porque sé que el tiempo no regresa, que las etapas no vuelven, sé que pronto ya no me necesitarás y sentiré que todo lo demás era irrelevante. Yo seguiré haciéndome promesas, intentando reorganizar mi tiempo, esperando que el mismo sea benevolente conmigo y me permita no perderme muchas cosas de tu vida.
Esperaré algunas pausas solo para contemplarte, para enorgullecerme, para ver tus cambios y lo rápido que creces, intentaré que no me tome por sorpresa el mirarte y que ya seas un hombre… Incluso cuando para mí siempre seas “Mi Peque”. Eres el mejor hijito del mundo y espero ser siempre ante tus ojos la mejor mami del mundo.
Quiero que sepas que hago lo mejor que puedo, que me esfuerzo día a día por ser mejor, por no decir cosas que te lastimen y que cuando lo he hecho, me he sentido profundamente mal. Estamos en este camino aprendiendo juntos, la dinámica de vida que adoptamos al crecer puede ser un poco cruel y está en nosotros adaptarla a lo que queremos y no adaptarnos nosotros a ella.
Trato de darte herramientas, de inculcarte lo que considero más importante y trato de grabar en tu mente y en tu corazón, que el propósito de la vida es simplemente: ¡ser feliz! No importa lo que hagas, mientras no le hagas daño a nadie, enfócate en hacer lo que amas y lo demás vendrá solo.
Yo por ahora me siento feliz de tenerte, de poderte amar, de poder dormir abrazadita contigo, incluso cuando los demás me insistan en que estás muy grande para ello, créeme que sé que pronto serás tú quien demande su espacio y que ya no me diga “mami, vamos a dormir abrazados” y a mí no me tocará más que aceptar y acostumbrarme a ese espacio que quede desocupado, esperando que alguna noche, te levantes en medio de la oscuridad buscando mi refugio, cuando la que en realidad siempre se ha refugiado en ti, soy yo.
Te amo con todo mi ser y le agradezco a la vida por tenerte en mi vida.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet