No te conocí, te reconocí… llevas mucho tiempo presente en mis sueños
Nada describe mejor mi sensación al verte, ya tú estabas en mi vida mucho antes de tropezarnos. No te puedo decir que reconocía tu rostro en mis sueños o en mis pensamientos, pero sé que esa mirada que me cubría, no era otra más que la tuya.
Se me hace muy difícil explicar, aquello que no cuenta con las palabras inventadas. Solo sé que mi alma reconoció la tuya, que mi corazón de un salto sin haber escuchado nunca tu voz, supo que aquellas palabras las pronunciaba esa persona que de alguna manera estaba esperando en mi vida.
Quizás para quien no ha vivido algo similar, puede pensar que la exageración se apodera de mí, que el amor a primera vista no existe, que las almas no se buscan, que todo lleva un proceso y que el amor se alimenta y se construye momento a momento… Y yo puedo compartir esas ideas, con la única salvedad de que ya el proceso de construcción de amor, de creación de nexos y entrelazado de almas, ya lo habíamos vivido.
Las almas quizás no se buscan, quizás tienen un encuentro planificado, un momento exacto en el cual pasarán a compartir espacios comunes. Y cuando ocurre, cuando llega ese momento, no hay dudas de que sin buscarse, se han estado esperando. En ese momento entendemos por qué algunas personas no han permanecido en nuestras vidas, por qué no han funcionado esas relaciones en las que hemos invertido tanto… y nos damos cuenta de que solo nos preparábamos para vivir y entender lo que eventualmente pasaría en nuestras vidas.
Si te digo que puedo adelantarme a tus respuestas, que sé de antemano las opciones que elegirás, siento que no te sorprenderás, porque sé que el reconocimiento es mutuo, sin haber abordado el tema, tu mirada me dice que ya yo tenía un lugar en tu vida, que estabas esperando este encuentro tanto como yo, que te preguntabas si solo era un invento de tu mente, de tus sueños o si yo estaría en alguna parte dispuesta a conocerte.
Ahora que estás aquí, intento mantener la calma, que mis sentimientos no se desborden, mientras lo que quiero es abrazarte, para no soltarte nunca, es un deseo de fundirme en tu piel y sentir como nuestros latidos se sincronizan.
No sé si este encuentro es un inicio, una continuación o inclusive un final, solo sé que un simple momento me ha dado más respuestas, que toda una vida.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet