¿De qué te sirve sentir si no lo expresas?
Expresar lo que sentimos muchas veces no resulta tan sencillo como nos gustaría y cada quien puede tener diferentes motivos para no expresar sus sentimientos, especialmente cuando hay otras personas involucradas, pero en términos generales las causas comunes pueden encajar en alguna de estas causas:
- Miedo al rechazo.
- Miedo a no ser correspondidos.
- No querer lastimarnos.
- No dar placer a alguien más.
- Evitar compromisos.
- Quedarse en la zona de confort que representa el no fijar posición.
- Considerar que no es el momento.
- Miedo a colocarnos en una posición vulnerable.
- Riesgo de perder algo que valoramos.
- Miedo a hacer daño.
Independientemente de las razones que tangamos para limitar la expresión de lo que sentimos, debemos aprender a identificar, a reconocer, a aceptar esos sentimientos y a canalizarnos.
Expresar no necesariamente significa ir a gritarle a una persona de nuestro pasado, que está casada y con tres hijos, que le amamos desde siempre. No, el procurar expresar lo que sentimos, tiene la intención de no guardarlos en nuestro interior, no resentirnos por no haber hecho algo con ellos en un momento diferente de nuestras vidas. A veces la aceptación, inclusive de que eso que sentimos que no puede ser correspondido, es el punto de partida para soltar algo que muy probablemente terminará por hacernos daño, si es que ya no lo ha hecho hasta el momento.
Con las cosas que tenemos engavetadas en nuestro interior debemos hacer la respectiva limpieza, mantener afectos y espacios para aquellas personas especiales que se lo merecen, reconociendo su valor y lo que representan para nosotros, inclusive si en presente no están. Pero todo aquello que nos genera un sabor amargo, debemos sacarlo, sacudir el polvo, revisar en los rincones de nuestra mente y nuestro corazón y todo lo que no resulte de provecho, debemos dejarlo ir… Así estaremos haciendo espacio para cosas positivas, porque aun cuando el recinto es ilimitado, el ocupar nuestra mente de cosas que no nos convienen, no nos permite apreciar lo que puede resultar de provecho.
Y si es algo que nos ocurre en el presente, aprendamos a canalizarlo y a darle el espacio que sepamos manejar en el futuro, sin requerir tomar grandes medidas. El conocernos a nosotros mismos nos ayudará en el manejo emocional y el reconocer que tenemos decisión sobre lo que sentimos, sin duda nos dará una gran ventaja en la canalización y acción en relación a nuestros sentimientos.
Si sientes algo, no lo ocultes, especialmente ante ti mismo, reconócelo y decide qué es lo más conveniente hacer con ello.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet