RINCÓN del TIBET

Quien te habla mal de otros, también hablara mal de ti

habla

Nunca creas que quien te habla mal de otros, no lo hará de ti con los demás

Vamos a partir de que resulta una muy mala inversión de tiempo, dedicarse a hablar de quien no se encuentra presente, considerando que la crítica destructiva y los juicios bajo ningún escenario colaboran para mejorar una situación, sino por el contrario, representan la posibilidad de propagar una imagen que no le pertenece a otra persona distinta a la protagonista de los comentarios y las descalificaciones.

Cuando alguien quiere hablar bien o mal de alguien, solo bastará esa acción y la receptividad de un oyente, así que si actuamos como oyentes o como comunicadores, somos de igual manera partícipes en esas tóxicas dinámicas.

Asumiendo, como suele ocurrir, que existe complicidad entre varias personas que coinciden en la opinión de alguien que no está presente, se forma el estado ideal para liberar opiniones, para emitir juicios, para contar una versión o dar una interpretación de asuntos asociados a quien no tiene oportunidad de defenderse o debatir punto alguno.

Más allá de que no resulte productivo, cada una de las personas que  habla y participa en ese tipo de dinámicas debe tener presente que:

  • No está teniendo un comportamiento que refleje compromiso moral.
  • Se está comprometiendo a través de opiniones que diga o escuche que pueden pasarle factura a posterior.
  • No estará invirtiendo su tiempo de la manera más productiva posible, sino que se distrae con el desmerito de alguien más.
  • Puede estar siendo eco de calumnias y perjuicios que perjudiquen a una persona inocente.
  • Y quizás lo que menos se considera, no importa de quien se trate, esa persona que viene a hablarte mal de ti a las espaldas de alguien más, seguramente lo hará de la misma manera de ti con alguien más.

Quienes tienen la costumbre de destruir a cualquier persona por diversión, por entretenimiento o porque lo consideren de ayuda o necesario, tienen el hábito de ver con los cristales del juicio puestos, suelen criticar, exagerar, juzgar en relación a los demás, sin importar de lo que se trate. Suelen ser rígidos en pensamiento, por lo que resulta sencillo que cualquiera actúe de forma diferente a lo que ellos lo harían.

No te conviertas en quien lleva mensajes negativos de alguien, si vas a opinar de otra persona, intenta ver primero con los ojos del corazón, esos que no colocan etiquetas, sino que aceptan a las personas como son, especialmente aceptan que son personas diferentes a nosotros y por sus particularidades pueden tener otra manera de ser y actuar.

Te sentirás mucho mejor cuando aprendas a apreciar a los demás, cuando los mensajes que te llegan son mayormente positivos que negativos y podrás dedicarle mayor tiempo a tus cosas, a las dinámicas que te enriquezcan, antes de comprometerte en ser emisor o receptor de malos comentarios con quien de seguro lo hará luego contigo.

Lo que siembras, cosechas… No esperes del universo algo distinto a lo que das.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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