Hay personas que querremos toda la vida, estén o no en nuestras vidas
Los sentimientos puros y bonitos, que no están ligados a intereses y no responden a apegos o a necesidades, se caracterizan por ser eternos, por trascender más allá del tiempo, de las distancias, de las diferencias. Solo se siente y nada lo hace desaparecer.
A veces pensamos que por separarnos de alguien, nuestro corazón dejará de sentir lo mismo por esa persona, pero nos podremos sorprender cada vez que sintamos a esa persona en nuestro interior, haciéndose sentir, haciéndose recordar, haciéndose querer.
El amor no necesita ser presencial, aunque sin duda un buen abrazo, una conversación cara a cara, unas caricias que nos llegan al alma, son algunas de las cosas de las cuales debemos prescindir al amar a alguien que podría dejar de estar presentes en nuestras vidas a nivel físico.
Muchas veces nos tocará despedirnos de personas que parten de este plano y sentiremos un vacío inmenso que pensaremos que no podrá ser llenado jamás… probablemente la sensación de añoranza permanezca, pero nos daremos cuenta de que ese vacío no es tal, que el amor está allí intacto, solo que no podemos canalizarlo de la misma manera, pero si esa persona tiene ese lugar especial, podemos seguir amándola y honrándola, aun cuando no esté físicamente.
Sin ser tan radicales, habrá personas a las que le diremos adiós porque sencillamente no habrá manera de seguir formando parte de sus vidas o bien ellas de la nuestra, pero junto a una decisión o un hecho concreto que tuvo como resultado la ausencia, no viene necesariamente la muerte del amor, porque cuando éste es verdadero está troquelado en nuestras almas y no se borra de ninguna manera.
Los sentimientos nobles nos hacen mejores seres humanos, si decidimos albergar amor en nuestro ser cada día nos haremos más grandes, veremos la vida con los ojos de la bondad, de la comprensión, de la empatía, soltaremos los egos, los miedos, los odios y rencores, para darnos la libertad de actuar como realmente somos, seres de luz, seres de amor, seres que comprenden los procesos individuales de los demás y entienden que aun cuando la vida no la podamos compartir con quienes amamos, cada una de esas personas tendrá por siempre un lugar reservado en nuestra vida y en nuestro corazón.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet