Las personas maltratadoras son las que primero deben atender sus heridas emocionales
Ciertamente una persona maltratadora, genera relaciones muy tóxicas, donde la mayoría de los seres mentalmente sanos preferirían no estar. Estas personas en términos generales han desarrollado mecanismos a lo largo de sus vidas, para hacer sentir a quienes le rodean, esencialmente mal.
Las personas maltratadoras son especialistas en socavar la autoestima de los demás, es como si haciendo sentir a los demás miserables, su propia miseria se sintiera menos.
El patrón general de quienes son maltratadores, es decir, que han adoptado el maltrato como mecanismo primario de interacción con los demás, coincide con el de una persona que lleva consigo heridas emocionales generalmente propinadas en sus primeras etapas de vida. Estas heridas pueden tener múltiples orígenes, pero tienden a responder a los siguientes estímulos: Rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.
A pesar de que estas heridas pueden desencadenar diversas distorsiones en quien las ha recibido, cualquiera de ellas puede encajar en el origen de quien decanta por el maltrato al vincularse a alguien más.
Siendo sinceros, hay patrones de conducta que se pueden disimular, que se pueden mejorar, pero luego de que una persona se ha acostumbrado a maltratar a otro y dentro de ese maltrato encuentra algún tipo de satisfacción personal, resulta un tanto complicado que abandone esa conducta considerando la simple idea de mejorar.
Es necesario hacer un trabajo profundo a nivel personal. Una vez que de que el maltratador concientiza que tiene un problema y que está afectando a su entorno, a las personas que le interesan y poniendo en juego sus relaciones o bien afrontando una pérdida como consecuencia de ello, será necesario identificar el presunto maltrato recibido, ocupándose de la sanación de las heridas del pasado.
Muchas veces las heridas se producen por una mera percepción de la realidad, pero generan una realidad mental de difícil desmonte, si no se logra identificar. En otros casos la persona efectivamente sí ha sido víctima de un maltrato que ha perjudicado la manera en que se relaciona con otros, la forma en que demuestra afecto, la manera en la cual demanda afecto y la confianza y seguridad que le inspiran las personas que le interesan.
En todo caso cualquier proceso de sanación tiene cuatro elementos principales: la identificación, el perdón, la aceptación y el dejar ir, último elemento por lo general es el resultado de los tres primeros.
Maltratar, hacer daño, jamás será un mecanismo de sanación, solo es una demostración de cómo las heridas emocionales han hecho efecto en quien las sufrió y de que no ha sido posible adoptar una postura diferente ante la vida y los afectos.
Un proceso de sanación puede resultar complejo, podemos llegar a pensar que quien maltrata hoy lo hará siempre, sin embargo, aun siendo un proceso arduo, la recuperación de la autoestima, del autorespeto, del respeto y la consideración por los demás puede desarrollarse y mejorar de forma significativa.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet