Te quise como tú no sabes quererte
Siempre había escuchado decir que nadie puede amar a alguien más si no se ama a sí mismo, que una persona que no sabe amarse, tampoco se respetará y el trato que se da, será el que le dé a los demás. Sin embargo, no creí que fuese tan real, en mi defensa, no es sencillo de entrada determinar que alguien no se quiere a sí mismo.
Cuando no sabes quererte, no te relacionas con los demás por los motivos adecuados, sino que buscas que esa persona de alguna manera te dé lo que tú no sabes darte. Pero ante las propias carencias, no eres capaz de reconocer lo que recibes, porque no sientes que te lo estén dando sin una mala intención oculta, no te sientes merecedor de afecto, ni de respeto, ni de fidelidad y mucho menos te sientes con la capacidad de tener lo necesario para acoplar con alguien más.
El papel de víctima predomina dentro de quienes no se saben amar, siempre intentabas hacerme sentir culpable, inclusive por cosas que siempre habían sido motivos de felicidad en mi vida, el sentirme bien, parecía causarte frustración, el verme bien te hacía sentir inseguridad y creo que de alguna manera siempre tratabas de llevarme a tu terreno, donde me sintiera menos, donde la inseguridad me paralizara, donde no pudiese ser yo.
Lo que alguna vez sentí como protección de tu parte, pronto se convirtió en una cárcel, mis espacios se iban reduciendo más y más, cada vez se hacía más grande tu miedo de perderme, pero a la vez se hacía más pequeña mi libertad. Ya no eran celos “inofensivos”, ya eran ofensas casi que por ser, por hablar, por sentir, por sonreír.
Cuando no sabes amarte, no estableces límites para ti y menos para quienes se relacionan contigo, especialmente en cuanto a respeto se refiere. No hay parámetros sanos por los cuales regirte, sino que amas desde la desconfianza, desde el miedo a perder, desde la sensación de estar permanentemente amenazado y desde allí nadie puede querer bonito, ni sano.
Aprende a amarte, aprende a reconocer lo que vales, que no depende de con quien estés, tienes un valor intrínseco que nadie te puede quitar, solo tú, tienes millones de virtudes, que no te cansas de opacar con tus inseguridades y con ellas logras hacerle la vida insufrible a cualquiera que quiera estar contigo.
Créeme que lo intenté todo y di todo de mí para que las cosas funcionaran, porque realmente quería compartir mi vida contigo, caminar a tu lado, ojalá en algún momento aprendas que tienes demasiado que dar como para sentir la necesidad de quitarle justamente a los que quieren quererte.
Gracias por la experiencia, cierro este ciclo con frustración porque no es lo que quería, pero sobre todo con amor, el amor que siento por ti, más el amor que tú no sabes darte. Te amo por los dos.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet