¿Cómo puede un niño evitar las rabietas, si a los adultos nos cuesta manejar la ira?
Resulta un tanto agobiante, observar como trata un adulto de lidiar con el berrinche, pataleta, rabieta, o como se le quiera llamar, de su hijo en algún lugar público. Imagino que en casa, a puerta cerrada, cada quien tendrá sus propios métodos para disciplinar a sus hijos, pero es claro que los chicos de hoy día, no reaccionan de igual manera a los distintos métodos aplicados, porque simplemente todo progresa y las nuevas generaciones, han logrado agotar las viejas estructuras.
Airarse es vengar las faltas ajenas en nosotros mismos. Alexander Pope
El caso es que no podemos pretender, que un niño controle su ira, no manifieste sus rabietas, aunque nos exponga en muchos casos, lo necesario es que cuente con las herramientas para irse dando cuenta por si mismo, de su reacción y evidentemente, pueda llegar a encontrar la manera de calmarse.
A los adultos nos resulta sumamente difícil controlar nuestras emociones, conocernos y canalizar nuestras reacciones, pero curiosamente, batallamos para evitar que nuestros hijos nos expongan, ridiculicen o simplemente dejen en evidencia que están “mal criados”.
El hombre debiera aprender a mantenerse ecuánime. Con el fuego de la ira, a sus inferiores los hace superiores a sí mismo. Ralph W. Emerson
Resulta que las rabietas es una etapa natural en los niños, prácticamente necesaria para su crecimiento y desarrollo, para su autoconocimiento y muchas veces, somos nosotros los padres, quiénes desviamos esa etapa, la frustrados, o no la conducimos de la mejor manera, pueden lugar de orientar, queremos que se detengan y no aparezcan nunca más.
Únicamente se necesita un poco de paciencia, comprensión y además inteligencia, para entender que no es cuestión de que las pataletas y rabietas cesen, sino que logren recoger lo necesario para llevarse una vez que éstas ya no sean necesarias, constantes o consecutivas.
La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia. Robert G. Ingersoll
Un día mágicamente las rabietas se irán, los niños aprenderán tarde o temprano, y nos quedará el lamento de no haberles sido de utilidad por el hecho de no haber podido entender que es menester corregir la inclinación, si como adultos no logramos controlar nuestra ira, de hecho la negamos, imaginemos por un segundo lo difícil que puede resultar para un niño.
Comprensión, serenidad e inteligencia, cada etapa de nuestros hijos es una oportunidad, los errores los cometen los adultos.
Por: Marvi Martínez