Nadie que no se ame es capaz de amar a otro – 9 Características que lo descubren
Todos esperamos al involucrarnos en una relación, ser correspondidos, al menos en cuanto a sentimientos se refiere. Sin embargo, ninguna persona que no se ame a sí misma podrá amar a otra realmente, solo generará vínculos tóxicos en donde se confunden sentimientos con necesidades.
Quien no sienten amor por ellos mismos generalmente se apegan a estas características:
- Son personas inseguras: Dependen siempre de la aprobación de los demás y su seguridad logran solo reforzarla a través de cosas superficiales, como su aspecto físico, por lo que en sus mejores momentos siempre procuran dar las mejores impresiones, costándoles sobre manera ser auténticos o lucir al natural. Su imagen fabricada es el mejor escudo para esconder su inseguridad.
- Se cuestionan y critican con frecuencia: Se caracterizan por dudar de su criterio y juzgar todas sus acciones y omisiones, son especialistas en tomar el espejo y ver en ellos todos los defectos, aunque aparenten responsabilizar a otros de sus males, siempre se están recriminando y culpándose cuando las cosas no salen bien.
- Son víctimas fáciles de maltratos y engaños: Sus pautas de merecimiento son tan pobres que no logran establecer límites que garanticen su integridad en lo que a relaciones interpersonales se refiere. Normalmente son personas carentes de afecto que se conforman con poco y muchas veces no distinguen lo escaso de sus aspiraciones y expectativas.
- Son sensibles a las críticas externas: Cualquier persona puede afectarlas de manera negativa, porque son buenas esponjas para absorber todo lo que no les hace bien. No utilizan las críticas para mejorarse o como retos estimulantes, sino para reafirmar la poca estima que se tienen.
- Son desconfiados: Considerando que ni ellos mismos son capaces de apostar por sí mismos, su percepción de los demás es que existe una permanente confabulación para dañarlos, para hacerlos sentir mal, abandonarlos o cualquier acción que tenga consecuencias negativas en sus vidas.
- Son acontecidos: Las personas que no se quieren a sí mismas por lo general son negativas y partiendo de que somos creadores de nuestras realidades, sus pensamientos son las bases perfectas para tener una vida cargada de acontecimientos negativos, donde cada día sintonizan más con este tipo de energía, generando más y más de lo mismo.
- Pueden sacrificar su bienestar por satisfacer a alguien más: Carentes de afectos por ellos mismos, buscan llenar espacios afectivos a través de sentimientos con fuentes externas, y entre sus medidas para cosechar cariño y atención pueden dejar de lado su propio bienestar para complacer a otras personas, alejándose cada vez más de ellos mismos por la ilusión de acercarse a alguien más.
- Escasos sueños y proyectos: Ante la falta de confianza en ellos mismos, prefieren no soñar o aspirar demasiado, por el simple hecho de no sentirse frustrados en caso de no alcanzarlos.
- Envidiosos: Pueden envidiar a cualquier persona que tenga de manera efectiva o potencial algo que ellos deseen, pero que se sientan sin recursos para conseguirlo, evitarán ser evidentes pero para ellos mientras más bajo vuelen los que estén a su alrededor, mejor.
Estas características demuestran que una persona que no se ama a sí mismo, aun teniendo argumentos y causas de peso para no hacerlo, no es una persona que pueda amar realmente a alguien más. Estas características de manera individual, pueden estar en muchas personas y no necesariamente representar ausencia de amor propio, solo factores que hay que mejorar y revisar, sin embargo, mientras menor es el aprecio hacía sí mismo, más características presentarán.
Este tipo de personas que presenta estas características debe identificar el problema y asumir responsable el trabajo de recuperarse, reconciliarse y enamorase a sí mismo, antes de considerar entablar una relación que pueda ser beneficiosa para las dos partes involucradas. Es un trabajo arduo, pero muy satisfactorio, cambio la vida y su manera de apreciarla de manera radical.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet