Las personas auténticas llevan el aroma de: “inolvidables”
Solo si tenemos la dicha de tener a una persona auténtica en nuestras vidas, o mejor aún, lo somos, entenderemos que es inevitable que dejen huellas en nosotros.
La gente auténtica se caracteriza por no tener la necesidad de sentirse aceptados por otros, se aman lo suficiente como para no tener que adaptarse a patrones externos con la condición de recibir amor de otros, aun así, van por la vida despertando pasiones, muchos sentirán admiración, amor empatía, mientras otros, por las mismas causas sentirán rechazo, desagrado y hasta envidia.
Lo bueno es que las personas auténticas no se detienen en artículos, no les preocupa el qué dirán y sienten plena libertad de acción. Son personas honestas, sinceras, sin fachadas, ni caretas, no guardan una postura para impresionar y son fácilmente identificables a su paso.
Todo el mundo se siente auténtico, pero realmente pocos son las personas auténticas, la mayoría suele preocuparse por el qué dirán, por lo que debería ser de acuerdo a una sociedad o una religión, tratando desesperadamente de encajar y encajando en esa plantilla, se sienten merecedores de amor.
Pero la rigidez del mundo la hemos hecho nosotros mismos, a través de mecanismos limitantes, cuando en realidad deberíamos hacer más por ser felices, por descubrirnos, por sentir la libertad de decir lo que pensamos, actuar como queremos e ir en la dirección que nos sugiera nuestro corazón.
En el momento en que decidamos llenar nuestras propias expectativas, en lugar de las que tienen los demás con respecto a nosotros, estaremos trazando nuestro propio camino, sin importarnos ni siquiera que nos equivoquemos, porque sabremos que eso también es parte del aprendizaje y uno de los costos de bajarnos de la rueda de hámster a la que estamos acostumbrados, donde irónicamente también tropezamos y caemos… Luego, teniendo el riesgo de equivocarnos haciendo algo impuesto, ¿no deberíamos arriesgarnos a hacer lo que realmente queremos?
Quienes son realmente auténticos, a pesar de ser sinceros y no tener miedo a exteriorizar sus pensamientos, normalmente entienden los procesos de los otros, por lo que no suelen juzgar a los demás, pueden invitarte a usar tus alas, a desempolvarlas, a repararlas si es preciso, pero no te juzgarán si decides no hacerlo.
Podemos decir que las personas auténticas han entendido algo que el resto no, podríamos decir que encajan dentro de lo que son las almas libres, que no aceptan ataduras y ven en cada paso una nueva oportunidad, siendo ellos mismos, conociéndose cada vez más, creciendo y fluyendo con la vida.
Atrévete a romper paradigmas y patrones, si aún todo lo exterior es más importante que lo que llevas dentro, date la oportunidad de dejarlo salir, quita esos barrotes impuestos y no tengas miedo a ser tú mismo, cuando lo hagas, todo comenzará a encajar, te ubicarás en el sitio adecuado, con las personas adecuadas, según tu vibración y aunque ya no importe, te unirás a ese grupo de personas cuyo aroma es a “inolvidable”.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet