RINCÓN del TIBET

Cuida tus palabras para no hacerte esclavo de ellas

Cuida tus palabras para no hacerte esclavo de ellas

Muchas veces restamos importancia a lo que decimos o pensamos, asumiendo que las palabras se las lleva el viento, que lo importante es lo que se hace y no lo que se dice, etc, etc. Sin embargo, bajo estas afirmaciones menospreciamos el poder de la palabra, el poder del pensamiento.

Un pensamiento se forma en nuestra mente por lo general a través de palabras y ellas son entendidas y asumidas por nuestro cerebro de forma literal, específicamente nuestro inconsciente no procesa el sarcasmo y carece sentido del humor, por eso no podemos darnos el lujo de darle mensajes a nuestro cerebro de algo diferente a lo que queremos en nuestra vida.

Muchas veces nos repetimos tanto un pensamiento y aquello a lo que nos estamos refiriendo ocurre y vuelve a ocurrir, reforzando el pensamiento y la creencia… Pero lo que no nos damos cuenta es que es el pensamiento el creador de esa realidad. Pongamos algunos ejemplos de pensamientos que pueden perjudicarnos:

No puedo: esta afirmación es con mucha frecuencia pronunciada o pensada y acostumbramos a nuestro ser justamente a no poder, cuando queremos hacer algo sencillamente nuestra mente tiene almacenada la información asociada a que no podemos.

No sé: tan o más frecuente usada como el “no puedo”, nos cierra la posibilidad de resolución ante muchos aspectos. Efectivamente nunca sabremos todo, pero podremos sustituir esa sencilla frase por otras como: Voy a averiguar, en este momento no manejo esa información, no te puedo responder en este momento, etc.

No tengo suerte en el amor: Comenzando porque la suerte es un factor que toman ciertas personas para no hacerse responsables de sus vidas, esta frase o cualquiera por el estilo dona todo el control que podemos tener en un ámbito determinado, generaliza de tal manera que hace imposible que materialicemos una realidad diferente.

Cada vez que quiero hacer tal cosa pasa algo: Obviamente si tenemos en nuestro disco duro ese mensaje, cada vez que queramos hacer algo, la vida atendiendo a nuestros deseos hará que algo pase! Es así de simple y complejo al mismo tiempo.

Yo engordo hasta con el agua: Sí, los pensamientos y afirmaciones actúan hasta en nuestra forma de metabolizar, si eso crees, eso creas.

Nunca consigo un buen empleo: Más de lo mismo, el universo no te dará algo diferente a lo que tú pienses, cambia este tipo de frases por: me encantaría un trabajo con estas características…, voy a conseguir un trabajo en el que pueda hacer lo que me apasiona y me remuneren de forma excelente.

Como estos ejemplos hay infinitos pensamientos que podemos verbalizar o no, que nos pueden fácilmente hacer esclavos de ellos, definitivamente los pensamientos responden a una creencia. Por lo que si queremos cosas diferentes en nuestra vidas debemos comenzar a cambiar nuestras creencias, cómo hacemos esto?

Primero que todo está atento a tus palabras: Presta atención a todo lo que te dices durante un día completo, verás que son pocos los pensamientos alentadores que te das y también podrás notar la naturaleza de los negativos, si es posible escríbelos, sobre todo los que notes más repetitivos.

Luego trata de ubicar la creencia asociada a ese pensamiento y de desmontarla, por qué crees eso? Intenta cambiar la fuente, la raíz, si algo ha ocurrido en el pasado, no significa que tenga que repetirse, no es necesario seguir un patrón propio o de alguien más.

Una vez desmontada la creencia se nos hace más sencillo cambiar los pensamientos por otros más positivos de forma sincera y honesta y no impuesta, porque nada hacemos repitiéndonos algo positivo si sentimos que no será así. Todo debe estar alineado: la creencia, el pensamiento y la emoción, si todo eso es positivo, lo estamos haciendo perfectamente y comenzaremos a manifestar lo mejor en nuestra vida.

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