Lamentablemente la violencia en la pareja es un tema más común de lo que nos gustaría afrontar. La cultura y la sociedad han resultado determinantes en los índices de violencia en las relaciones de pareja. Evidentemente tanto la crianza como los ejemplos juegan un papel importante en la formación de los individuos.
Quien proviene de un hogar violento, tiene mayor tendencia a maltratar, o al menos a estar envuelto en situaciones que lo hagan víctima o victimario. Es por ello que la paz, el buen trato, la educación, la tolerancia, deben inculcarse en casa, porque de no ser así, se deja a quien salga de ese hogar, a merced del nivel de consciencia autogenerado, que no necesariamente contrastará de lo que vivió. Muchos estudios han determinado las etapas de la evolución de la violencia en tres bloques principales, que mencionaremos a continuación:
Etapas de desarrollo de la violencia en la pareja
1ra etapa de violencia en la pareja
Maltrato psicológico y emocional: Este tipo de maltrato, aunque pertenece a la primera etapa puede generar profundas heridas. En este bloque se encierran las bromas pesadas, las descalificaciones, las mentiras, el desmérito, la anulación como ser humano o como ser perteneciente a un género determinado, las humillaciones, las prohibiciones y cualquier tipo de control que sea posible ejercer, desde la vestimenta, la inversión de tiempo en actividades, las relaciones sociales, la inversión del dinero, etc, etc.
2da etapa de violencia en la pareja
Maltrato físico: Acá ya se presentan agresiones físicas, se caracteriza por presencia de aparentes empujones en broma o sin intención, destrucción de objetos materiales propios o de la pareja y evidentemente agresiones físicas intencionales, con diferentes grados de daños generados.
3ra etapa de violencia en la pareja
Peligro de la integridad física: Pasamos a los secuestros, los encierros, las violaciones sexuales, laceraciones, heridas físicas, golpes contundentes cuerpo a cuerpo o con objetos de diferentes grados de peligrosidad, hasta llegar al asesinato.
No podemos decir que las víctimas de la violencia de pareja son solo las mujeres, porque cada vez son más los casos presentados por hombres agredidos por sus parejas, sin embargo, la mayor cantidad de personas agredidas en las relaciones de pareja, corresponde al género femenino.
Es común escuchar a personas juzgar o criticar a quien es víctima de cualquier tipo de violencia, ¿Por qué soporta esa situación?, ¿Por qué no denuncia?, ¿Por qué no se va? Pero mucho más útil que criticar o cuestionar en estos casos, es tratar de ayudar, porque una persona que es evidentemente agredida, ha sido víctima por mucho más tiempo del que podemos imaginar y mientras ello evolucionaba, sin esa persona darse cuenta de lo que ocurría, su seguridad, su autoestima, su confianza en sí misma y en los demás, iban en franco deterioro.
Luego una persona que se encuentra sumergida en una relación violenta, lo permite porque se encuentra en estado de sumisión, de rendición, en el cual no encuentra una salida airosa a su situación.
Muchas veces las víctimas de violencia llegan a estar tan golpeadas, en este caso en el contexto emocional, que llegan a pensar que se lo merecen, que es lo mejor que les puede pasar, que no podrán encontrar a alguien mejor en sus vidas y ellas mismas suelen rechazarse por no ser capaces de tomar medidas que la saquen del agujero donde se ven inmersas.
Por eso, si tenemos la intención de ayudar a quien sabemos está siendo víctima de una situación violenta, podemos comenzar a darle el apoyo moral que necesita, ofreciéndole asistencia especializada y legal de ser necesario y en muchas ocasiones impulsándole a denunciar. El miedo debe dispersarse, para lo cual será necesario que la persona se sienta acompañada en cada etapa del proceso y es allí donde debe prevalecer el aprecio hacia esa persona, porque como toda acción de rescate requiere esfuerzo y sacrificio por parte de quien quiere ser útil.
Si estás siendo víctima de algún tipo de violencia, no permitas que el tiempo siga pasando sin tomar medidas, la violencia nunca va a menos si no es tratada. Preserva tu vida y tu salud mental, apóyate en quienes te quieren bien. No tienes que avergonzarte, solo recuperarte y si hay que empezar de cero… pues se empieza, pero en paz, armonía y respeto en nuestras vidas.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet