No coloques tu vida en pausa por esperar a alguien
A lo largo que transcurre el tiempo, inevitablemente nuestra experiencia y en nuestro trayecto vamos dejando atrás nuestro pasado, nuestras vivencias, todo cambia aunque no queramos. No podemos hacer nada para que el tiempo se detenga o para regresarnos en él, pero sí podemos decidir hacer una buena inversión de este recurso único y no dejarlo en pausa por nada ni por nadie.
El esperar a alguien, cuando esa espera implica colocar nuestra vida en pausa, resulta uno de los peores errores, por no decir atentados en nuestra contra, que podamos cometer. Nada ni nadie, en condiciones regulares, merece que nosotros pongamos en pausa nuestra vida o un aspecto de ella por esperarle.
A veces no estaremos en el sitio en el cual queremos, algunas veces nos gustaría estar con alguien con quien momentáneamente no podemos, pero el deseo de seguir ocupando espacios en la vida de alguien, no debe ser superado por el respeto a la vida y al tiempo de los demás.
Es necesario enfatizar en el hecho de que siempre podemos llegar a un acuerdo, las negociaciones deben estar disponibles para definir las condiciones en las cuales podemos aceptar o proponer una espera, pero en cada caso, debe prevalecer el sentido común, lo cual permitirá a cada quien el desarrollo de su vida sin anclas innecesarias.
Podemos respetar el ritmo de cada quien, entender que aún no esté preparado para algo, podemos asumir una distancia física durante un tiempo determinado, pero esto en ningún caso debe ser equivalente a perder el tiempo durante una espera, que muchas veces solo se sirve para que la persona esperada tome un rumbo totalmente “inesperado”, donde no estamos incluidos.
Quien pide un tiempo, normalmente tiene dudas, lo cual es válido, inteligente e inclusive respetuoso consigo mismo y con la otra persona. Lo que no es justo es someter a la otra persona a una espera que no propuso, pretendiendo condiciones especiales. Muchas veces resulta más sano el cerrar un ciclo y si las condiciones está dadas para abrir uno nuevo a futuro, cuando ya todas las partes involucradas estén más seguros de lo que desean, recomenzar, en comparación a solicitar espacios de tiempo.
No podemos obligar a nadie a caminar a nuestro ritmo, pero nadie puede forzarnos a colocarnos en pausa, nosotros responsablemente debemos ser guardianes del uso que le damos a nuestro tiempo y de lo que permitimos en nuestra vida.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet