La decepción que genera un buen amigo, es una herida difícil de sanar
Estamos acostumbrados a abordar temas relacionados con diferentes tipos de decepciones, sin embargo, al que menos le hacemos frente es al de aquellas que se generan en una amistad. Y lo cierto es que al igual que en el resto de las relaciones, si la amistad perdura a pesar de una decepción, nos cuesta mucho recuperar la relación y la confianza.
Una amistad es uno de los vínculos más importantes que el ser humano posee, podemos verlo como una elección consciente de alguien que queremos en nuestras vidas, cosa que al menos en el caso de la familia, ocurre aparentemente por imposición, aunque de seguro siempre hay una explicación para cada nexo en nuestras vidas. Toda persona tiene algo que mostrarnos y nosotros a ella (así que relájate y sana todas tus relaciones).
En el caso específico de los amigos, la herida generada por la decepción, siempre será proporcional a la confianza otorgada. Si es de nuestros mejores amigos y nos decepcionamos por alguna causa, evidentemente ello tendrá un mayor impacto que si lo hiciese alguna de las personas que ocupan un pedazo menos representativo en nuestras vidas.
Las decepciones pueden venir en diferentes vehículos, las trae la envidia, la rivalidad, la traición, los celos, el oportunismo, el chantaje, la manipulación, el egoísmo… Y todo aquel factor que quizás a lo largo de una amistad hemos podido notar en algún amigo, pero así como a veces nos pasa en otras facetas de la vida, juramos que nosotros estaremos exentos de recibir aquello por parte de nuestro amigo.
Sin embargo, a veces la naturaleza se hace sentir y nuestra parte más oscura puede decir presente, inclusive con las personas que más queremos. Esto obviamente empañará nuestros nexos y colocará en riesgo nuestras relaciones más importantes. Todos llevamos luz y sombra en nuestro interior y así como narra la leyenda Cherokee, predominará en nosotros lo que alimentemos.
La amistad es un tesoro, como todo en la vida, que durará lo que lo cuidemos y parte de ese cuidado es evitar decepcionar a quien nos ha abierto, en el caso de una amistad sincera, un espacio en su vida de manera desinteresada. Es importante reemplazar sentimientos de envidia por admiración e inspiración, defender delante de los demás y llamar a capítulo viendo a la cara, mostrarnos transparentes y honestos, sin dobles intenciones y jamás hacer algo que perjudique a esa persona especial al que llamamos amigo.
Como seres humanos que somos, podemos equivocarnos, pero de nosotros quedará hacer lo posible por reparar los daños y ayudar a recuperar y sanar las heridas que hayamos podido generar. Porque aun cuando hay quienes quieren hacer ver la amistad un nexo pasado de moda y que prevalezca el interés y las básicas relaciones sociales, un verdadero amigo es pieza clave en la vida de cualquiera de nosotros.
“Necesito de alguien, que venga a luchar a mi lado sin ser llamado. Alguien lo suficientemente amigo, cómo para decirme las verdades que no quiero oír, aun sabiendo que puedo irritarme. Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡LA AMISTAD !”
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet