Lo que las palabras no pueden decir – Cuento tibetano
Un padre deseaba para sus dos hijos la mejor formación mística posible.
Por ese motivo, los envió a adiestrarse con un reputado maestro espiritual.
Después de un año, los hijos regresaron al hogar paterno. El padre preguntó a uno de ellos sobre lo aprendido, y el hijo se extendió en una detallada conversación haciendo todo tipo de ilustradas referencias a las escrituras, textos filosóficos y enseñanzas metafísicas.
Después, el padre preguntó al otro hijo, y éste se limitó a guardar silencio.
Entonces el padre, dirigiéndose a este último, declaró:
– Hijo, me alegra que te hayas iniciado en el camino espiritual. Tú sí has aprendido.
Maestro: la palabra es limitada y no puede nombrar lo innombrable.