Es mejor estar solo que en compañía de quien no te llena
Hay compañías que sabemos que no nos satisfacen o que no nos hacen bien y aun así solemos darles la oportunidad de permanecer en nuestras vidas por mucho más tiempo del que deberían.
Algunas veces desde un principio sabemos que una compañía no es la ideal, sin embargo les damos espacios, quizás dando la oportunidad de decidir con propiedad si les permitimos o no quedarse con algo de nosotros. En otras oportunidades, algo se va perdiendo en el camino, algo va cambiando, pero aquello que solía llenarnos, aquello que considerábamos positivo ya no está o solo no lo valoramos de la misma manera.
Todos los escenarios son válidos, corresponden con ciclos personales, con afinidades, con procesos en donde otra persona tiene o no cabida. La incompatibilidad se puede desarrollar con el tiempo, el desencanto puede llegar, el querer algo diferente puede también tener cabida.
.Lo que no debemos permitir que ocurra es que de manera inercial nos quedemos en compañía de alguien que sentimos que por un motivo u otro, ya no suma nada a nuestras vidas. Que prefiramos sentirnos solos estando con alguien, antes de tomar una mediad que nos ofrezca la posibilidad de experimentar situaciones diferentes.
Solemos temerle a la soledad y al hecho de no sentirnos capaces o merecedores de conseguir a una persona especial que cuadre mejor en nuestras vidas. Porque si bien es cierto que las expectativas resultan contraproducentes al momento de vincularnos, especialmente a nivel emocional con alguien, también es cierto que todos tenemos al menos un bosquejo de lo que nos gustaría, o bien lo que no.
Luego, perdamos el miedo a estar solos, la soledad nos sirve para conocernos, para entender nuestras preferencias, para mirarnos a través de nuestros ojos y no como una proyección que nos brinda alguien más. Muchas veces conocemos más a quienes nos rodean que a nosotros mismos, y esto no nos convierte en bondadosos, no es una virtud, es un acto de desamor hacia nosotros, de desinterés, de descuido… Y si no podemos cuidar de nosotros mismos, si no sabemos amarnos, cómo podemos pretender amar a alguien y en todo caso, que alguien nos ame.
Estar con alguien es sin duda maravilloso, nos aporta un crecimiento único, nos da la oportunidad de compartir caminos, que suena sencillo, pero engranar destinos no es sencillo, requiere madurez, compromiso, amor, disposición, etc. El superar obstáculos junto a alguien nos convierte en mejores equipos, nos hace más fuertes a nivel de pareja. Construir una relación es un gran reto de vida, las mejores intenciones y las acciones coherentes siempre contribuyen… Pero nunca el querer estar con alguien, o no querer estar solos, nos debe llevar a someternos a algo que nos aleja de nuestra felicidad. Nunca debemos sacrificar nuestro bienestar por una compañía.
Hay millones de motivos por los cuales podemos estar con alguien, procuremos no escoger justo los erróneos.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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