Miedo a recaer en la ansiedad
Cualquiera que haya tenido problemas de ansiedad y haya logrado superarlos con cualquier técnica, puede tener cierto temor a recaer nuevamente a los desagradables síntomas de la ansiedad.
El día de hoy queremos dar un mensaje alentador para aquellas personas que se sienten en riesgo latente de recaer en cuadros de trastornos de ansiedad.
Evidentemente cuando conocemos algo terrible de cerca, no lo queremos de vuelta, incluso cuando entendamos los motivos, inclusive beneficios de su visita. Sin embargo, cuando una persona que ha sufrido en algún momento de su vida de ansiedad, suele tener mayor sensibilidad a vivir ciertas situaciones, por temor de revivir algo superado.
Algunas personas afirman que la ansiedad no se cura, que vivimos lapsos sin ella y ella va y viene. Mi opinión es diferente, pienso que todos tenemos riesgos de presentar trastornos de ansiedad en algún momento de nuestras vidas, que se pueden superar y que una vez superados, comenzamos casi de cero, casi en la misma escala de quien jamás ha presentado ningún trastorno de este tipo. Y así el riesgo de entrar en trastornos de ansiedad casi podría equipararse con quien jamás le ha tocado vivirlo.
Hay ciertas ventajas y desventajas para quien ya ha sufrido de ansiedad en sus vidas y que la ha despedido con la mayor cordialidad, con una vida funcional y sin haber quedado atado a un tratamiento farmacológico.
Quien ha vivido trastornos de ansiedad puede tener mucha predisposición ante ciertos síntomas normales que van alineados con un momento de emotividad particular. Además el tener que presentar grandes desafíos, duelos, cambios bruscos, lo coloca en una situación de alerta, buscando en su pasado cómo su sistema reaccionó a determinadas situaciones, dándole entrada a recaer en la ansiedad en ese momento. Lo cual genera una especie de programación en la cual, lo que queremos evitar termina por alcanzarnos, justamente porque dedicamos demasiada atención a cómo estamos reaccionando esta vez.
Por otra parte, quien ha sufrido de ansiedad y ha salido de ella, tiene mayor capacidad para entender que la ansiedad no es un enemigo que viene a acorralarnos, sino que viene a invitarnos a cambiar, a bajarle dos, a enfocarnos en lo que nos gusta y establecer en nuestras vidas prioridades que nos favorezcan.
Así que no tienes que ponerte nervioso si acabas de terminar una relación amorosa, si te despidieron de tu trabajo, si todo un proyecto se vino abajo, eso es parte de la vida y es normal que ante la incertidumbre reaccionemos con algo de ansiedad. Si te sudan un poco las manos, si tu corazón se acelera, no pienses en un ataque de pánico, piensa que estás vivo y que lo que sientes está alineado con lo que estás pensando.
Por lo que resulta conveniente pensar de una manera que nos sintamos mejor, enfocándonos en lo que nos gusta, en lo que queremos, en lo que amamos. De esta manera nos conectaremos con nuestra esencia y no con nuestros miedos.
Y en el peor escenario, si la ansiedad entra y se instala, bueno ya tú aprendiste a escucharla y a generar cambios para incomodarla y hacerla marchar, luego de darnos un importante mensaje. Ya sabes qué hacer. No huyas, solo relájate. De una manera medio sádica, cuando recaes en la ansiedad es la manifestación de tu cuerpo, para que atiendas tu alma.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet