Muchas veces nos pasamos la vida frustrados por lo que percibimos de los demás, por no corresponder con lo que nosotros pensamos que podríamos hacer en alguna situación similar.
Sin embargo, resulta prioritario entender que todos y cada uno de nosotros estamos ubicados en un proceso personal de crecimiento, a su vez cada uno viene alimentado con experiencias, con creencias, con formaciones diferentes y por último y no menos importante vivimos en un mundo donde la relatividad es lo que prevalece.
Lo que es bueno para nosotros, no necesariamente lo será para alguien más. Lo que es natural en nuestras vidas, resultará algo totalmente fuera de lugar en la vida de alguien más y nadie resulta dueño de la verdad, porque ella también es relativa.
Recomendaciones para aceptar a los demás sin sentir frustración:
Respetar a los demás: No importa si no estamos de acuerdo, démosle a cada quien la posibilidad de actuar como ellos consideren mejor, mientras esto no vulnere nuestra integridad.
Mirar de manera objetiva: Cuando nos quitamos los lentes del juicio, se nos hace más sencillo observar a los demás, sin la necesidad de encontrar en nuestra mente mil maneras diferentes de hacer mejor las cosas.
Ser empáticos: Cada uno atraviesa por diferentes cosas que las hace ser como son, en la medida de nuestras posibilidades intentemos colocarnos en los zapatos del otro y tratemos de sentir lo que lo empuja hacia una determinada acción.
Ser humildes: La mayoría de las veces tenemos mucho que aprender de los demás, sin embargo, la postura de que lo sabemos todo y de que tenemos todas las respuestas, nos imposibilita el crecer con determinadas experiencias y aprender a hacer las cosas de una mejor manera o al menos una diferente a la que corresponde con lo que normalmente haríamos.
Entender que todos somos uno: De alguna manera todos pertenecemos a lo mismo, lo que le hagamos a los demás, nos lo hacemos a nosotros mismos. Así que seamos compasivos, nobles y apoyemos a los demás con cosas que aporten, no con críticas o descalificaciones por no ser como nosotros somos o como nos gustaría que fuesen.
Dejar ir a lo que sentimos que nos daña: Podemos respetar las acciones de alguien, sin embargo, eso no significa que si nos hacen daño, les tengamos que abrir un espacio en nuestras vidas. Cualquier cosa que nos genere sufrimiento debemos procurar mantenerlo lejos.
Vive tu vida y respeta la manera en la cual los demás viven la suya: Aprende a permitir, comenzando por ti mismo, tu crecimiento, tu diversificación, tu comprensión de la vida y terminando por permitirle a los demás vivir sus vidas, no tienen que encajar en tu manera de ser. El querer cambiar a alguien solo conduce a la frustración y generará rechazo en el otro, así lo hagamos con la mejor de las intenciones.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet